Este año el otoño será más cálido, dice sonriendo el señorito de la mansión, Kim Jaejoong. Su nana rueda los ojos y luego ríen juntos. La emoción radica, en que esa noche, su prometido el capitán Jung Yunho lo visitará después de una larga y extensa ausencia y solicitará formalmente el pedido de matrimonio.
El señorito Jaejoong pertenece a una de las últimas familias nobles de la ciudad.
En aquel tiempo la palabra de un caballero era considerada ley y honor.
El padre del capitán Yunho y el padre del señorito Jaejoong, hicieron un pacto, sus hijos cuando fuesen mayores se unirían en matrimonio. Aunque estaban ebrios cuando firmaron el acuerdo.
Los terrenos donde estaban edificadas las respectivas mansiones, Jung y Kim, colindaban, por lo cual, en aquel entonces, Jaejoong siendo apenas un niño, veía al apuesto vecino Jung Yunho montar su caballo y dar vueltas en el corral, en sus clases de equitación. Fue quizás en aquel entonces que Jaejoong comenzó a tener sentimientos por el joven Yunho.
A temprana edad, Yunho fue enviado a estudiar al extranjero, a su vez Jaejoong estudió en las mejores escuelas y en la mejor universidad del país. Siempre fue admirado por su delicadeza y exquisita belleza, algo exagerada para ser un hombre. Pero Jaejoong suspiraba con resignación, los vestidos de las damas son tan bellos, en cambio la ropa masculina, hace una mueca, es tan pobre. La nana ríe, si incluso con un saco el señorito se ve hermoso.
Durante el tiempo que Yunho estuvo en el extranjero, Jaejoong le dedicó tiernas palabras, cartas que demoran meses en llegar a su destinatario. Nunca recibió una respuesta, supone que las cartas se extraviaban en alta mar. Suspira, en las novelas que ha leído junto a su nana, el amor siempre pasa de dulce y agraz, pero cuando es sincero, prevalece, Jaejoong sonríe, es un romántico empedernido. Su amor será como el de aquellas novelas.
Durante las vacaciones, se vieron dos o tres veces. Los ojos soñadores de Jaejoong no dejaban de mirar al indiferente Yunho.
El amor, a veces, ciega la razón y la verdad que está ante sus ojos.
Jung Yunho se fue nuevamente al extranjero, terminó sus estudios , e hizo de la marina su profesión, llegando ser el capitán de un gran navío.
Durante ese largo periodo de ausencia, Jaejoong escribió cálidas palabras a su prometido, las cuales, al igual que las anteriores nunca fueron respondidas. Ni una sola palabra.
Pero todos sus temores quedarán atrás, esa noche el capitán lo visitará...intercambiarán anillos de compromiso y fijarán la fecha de la boda, nada puede opacar su felicidad. La noche anterior apenas pudo dormir, está ansioso, se mira en el espejo, y se pone en poses y ensaya las palabras que dirá cuando lo vea entrar por la puerta.
La cena está lista, la sala resplandece y la espera se torna ansiosa...Jaejoong mira el reloj de la pared...el tic tac se hace tan lento.
Se sienta en el sillón de la sala principal, está impaciente, no deja de mover sus pies, quisiera danzar, dijo a su nana...ella sonríe, le aconseja que no se muestre tan ansioso ante su prometido. Y que no permita que tome su mano más de la cuenta, (Jaejoong hace una mueca) ya habrá tiempo, dice ella, para calentar la cama matrimonial, a lo cual el señorito se sonroja
Por fin un carruaje llega y se detiene frente al portón del jardín...el jardinero abre las puertas y el carruaje avanza hasta la entrada principal.
Jaejooong corre hacia la puerta, siendo regañado por la nana, un señorito nunca debe mostrarse tan excitado,dice ella, obligando que retroceda y asuma una actitud y conducta acorde con su titulo.
La nana sabe bien, Jaejoong es el ser más puro y noble de toda la comarca, por eso mismo debe cuidar su virtud. Está tan enamorado que teme se pueda entregar sin condiciones antes las dulces palabras del capitán.
Mientras el señorito Jaejoong espera de pie frente a la puerta, la nana lo mira y abre...
Primero fue duda, luego confusión...un hombre joven, al que no conocía estaba allí en el umbral de la puerta, sostenía una carta...Avanza y hace una reverencia...sin más presentaciones le entrega la carta a Jaejoong, hace nuevamente una reverencia y se marcha.
El señorito corre detrás del hombre, le pide una explicación, el hombre se disculpa y dice que solo es un mensajero. Vio alejarse el carruaje hasta que ya no pudo verlo en el horizonte.
Mira la carta que sostiene con fuerzas, teme leerla, es un latido diferente, de angustia y pasión.
Tal vez le sucedió algo, quizás tuvo un accidente, ante esas ideas palidece y se sienta bruscamente en el suelo, la nana lo ayuda a ponerse de pie, lo lleva a la sala...allí, más calmado se decidió a leer la carta.
"Antes de explicar mi ausencia, me disculpo, no soy tan dado a las letras ni palabras cursis. Por lo mismo seré breve. No te amo y nunca te amaré...mis ausencias lo han demostrado, me parece injusto que por un trato ridículo por parte de nuestros padres tengamos que condenarnos a esta unión. Sin embargo cumpliré con el último deseo de mi padre. Te daré libertad absoluta para que hagas lo que quieras con tu vida, yo haré lo mismo, para que esta condena no sea tan dura, hasta que pase un tiempo prudente y podamos solicitar el divorcio..."
La carta cayó al suelo, al igual que todas las ilusiones de Jaejoong.
La nana no dejaba de maldecir, y vociferar palabrotas sucias contra el capitán Jung Yunho. Mientras el señorito se quedó quieto, mudo y sin brillos en los ojos.
"La vida es un momento en el espacio y cuando el sueño se ha ido, es un lugar totalmente solitario..."