domingo, 16 de enero de 2022

Y NOS DIERON LAS DIEZ

 


Lo conocí una noche, yo regresaba a la ciudad después de un concierto.  Aún era temprano y tenía sed, así que busque un bar. Fue cuando a un costado de la carretera vi un letrero, con luces de neón,  agradecí mi suerte al encontrar el único bar abierto esa noche.


El lugar era agradable y fresco. En un rincón había un wurlitzer tocando discos viejos, que daban un ambiente romántico y bohemio. Cuando iba a pedir al garzón un trago, mis ojos vieron al muchacho más lindo y candente de este mundo, si, creo que fue amor a primera vista. Estaba detrás de la barra del bar, se movía como una bailarina, sutil y ágil. Todos los hombres exigen su atención, él mezcla los licores y un ingrediente secreto...una sonrisa.


A ratos tarareaba, sentí ganas de escucharlo cantar en mi oído, tal vez fue locura, pero quería conocerlo más...empezando por su dormitorio.


Por fin tengo su atención, me pregunta que voy a tomar, no pude hilar una palabra coherente, él sonrió y me ofreció el trago estrella del lugar.


Otra vez me negó su divina presencia, los clientes lo solicitan ¡Jaejoong!


Suspiré, me pareció el nombre más bonito que he escuchado, deseaba susurrar ese nombre en la intimidad.


Repetí  su nombre como si fuera un canto, Jaejoong, él se acerca, deseas beber algo más? me pregunta,  la respuesta es tan obvia para mi. Mientras mezcla el licor de distintas botellas, me mira, no eres de aquí, estás de paso?...por un momento olvidé mi nombre. Tuvimos una breve charla, hasta que nuevamente se mueve a otro sector de la barra, yo me apresuré y dije...¡Yunho!...mi nombre es Yunho  (se sentí estúpido) Sonríe y se aleja. Sé que no lo imaginé, me encontré con su mirada varias veces.


Algo tenía que hacer para tener su atención, solo para mi, el wurlitzer dejó de tocar, entonces vi un piano al fondo, en un rincón, más bien era un teclado. Esa noche cante todas las canciones que sabía, agoté todo mi repertorio.


Por fin los clientes se fueron retirando, uno a uno. Yo seguía frente al teclado improvisando algunas notas.


Cuando todos se fueron, incluyendo el garzón, el muchacho dueño de mis deseos, cerró el local...sentí sus pasos acercarse hasta mi, la voz de mi conciencia me lo advierte...cuidado, no te enamores.


Entonces,  ante todo pronóstico,  dibujó un corazón en mi espalda, yo respondí al instante con mi mano entre sus piernas.


El pueblo estaba cerca,  yo quería dormir con él y él quería dormir conmigo. Camino al hostal nos besamos en cada farol a lo largo de la calle.


De prisa abrió la puerta de su dormitorio.


Desnudos nos atrapó la luna.


Seguí probando su boca un rato más, arrastrándome hacia el deseo de tenerlo. Unos cuantos besos no eran suficientes yo quería más y él quería todo de mi.


Buscó un frasco, es lubricante dijo, me lo entregó...y yo me sentí dichoso de conocer todos los secretos de su dormitorio. Acaricié su blanca piel adornada de tatuajes, lamí su ardiente intimidad, su sabor se volvió en mi sabor favorito.


Nos amamos hasta el amanecer, ni cuenta nos dimos del reloj y del tiempo. Olvidamos que existe un mundo allá afuera.


Con desgano nos despedimos, yo comenzaba a trabajar en una importante empresa y él se iría al extranjero a  estudiar...Nos dijimos adiós, deseando volver a vernos.


"El verano acabó, el otoño duró lo que tarde en llegar el invierno"


Los días, semanas y meses pasaron tan lento, para quien espera volver a encontrarse con la tentación detrás de una barra, en un bar con letrero de neón.


El verano siguiente, fui a un concierto, ni siquiera era mi banda favorita, la verdad yo esperaba ver su rostro entre la multitud. Pregunté por él, pero nadie supo decirme. Parecía que el destino jugaba conmigo, con mis sentimientos, acudí al bar lleno de esperanzas, pero en su lugar había una sucursal de un banco. Grande fue mi decepción que arremetí contra los cristales, luego de haber bebido dos cervezas. La policía me arrestó yo alegué inocencia...dos copas fueron las culpables. Me dejaron libre, después de pagar los daños.


Caminé hasta el hostal, añorando sus besos en cada farol y me dormí en el cuarto, ese mismo donde aquella noche le quité la ropa.


Regresé a la ciudad.


Comencé a tener mayores desafíos en el trabajo, pronto ascendí, me siento orgulloso. El tiempo pasa de prisa y yo...no olvido a mi tentación, el muchacho, detrás de una barra, en un bar con letrero de neón. Siento tanta  inquietud. Durante algunos meses, anduve de bar en bar,  y mi tentación parecía  disolverse en el aire.


Había una chica, la cual siempre rechacé, fue tanta su insistencia que decidí darle una oportunidad, esa noche, fuimos a un nuevo restaurante que se inauguró hace poco.


Algo se removió en mi interior.


El lugar se parece al bar al costado del camino con luces de neón. Aunque este es un lugar más grande y refinado...Algo hace que mi corazón lata más de prisa. Respiré profundamente. A un costado un wurlitzer, los discos antiguos comenzaron a escucharse con aquel sonido nostálgico.


Olvidé a la chica por completo, no me culpo, es mi corazón atrapado. Creí ver un espejismo por eso me acerqué a la barra. El barman hace un estupendo show con las botellas y licores. Mantiene la atención de todos quienes vitorean...No los culpo, hace tiempo que mi atención le pertenece.


Caminé entre las mesas y la gente, todo pareció desaparecer cuando nuestras miradas se encontraron.


Esperé mi turno.


En algún momento de la noche, se sentó a mi lado...hablamos de lo maravillosa que ha sido nuestra vida...(sarcasmo) pero no hablamos de lo más importante. Volvió detrás de la barra, para deleitar a todos los demás, con la mezcla de los licores y el ingrediente especial...su sonrisa.


Me enteré por el garzón que mi dulce tentación, es el dueño del restaurante. No puede ser de otro modo. Toda esa nostalgia del pasado esta presente.


Esperé toda la noche, esperaría toda la vida...El reloj marcaba las nueve. Por fin el último cliente se fue, incluyendo el garzón.


Sentí sus pasos acercarse, dibujó un corazón en mi espalda, te he extrañado, dijo rosando sus labios en mi cuello, y yo respondí deslizando mis manos hasta su trasero. Se acercó tanto, que nuestras despiertas  erecciones hicieron contacto. En todo este tiempo, no he dejado de pensar en ti, dijo. Sus palabras son como agua cristalina y pura, para alguien tan sediento como yo.


Nos besamos en cada semáforo, hasta llegar a su departamento, que curiosamente estaba a solo algunas cuadra del mío. Que irónica suele ser la vida.


Luego entre las sábanas de tanto amarnos olvidamos que existe un mundo alrededor.



"Y nos dieron las diez y las once, las doce y la una...las dos y las tres y desnudos nos encontró la luna..."




Desde aquella noche de reencuentro, Yunho y Jaejoong no volvieron a separarse jamás.








Inspirada en la canción "Y nos dieron las diez"

PLENILUNIO 13

Pacto de Lobos Junsu permanece en silencio, mirando de reojo al hombre que lo ayudó. —Tuviste suerte, muchacho, que yo pasara por esa calle,...