MEMORIAS DE UN VAMPIRO CAP 2

Me convertí en su sombra, incluso lo espío mientras duerme. Vigilo sus sueños y acaricio sus labios levemente, tengo que contenerme. Sería fácil tomarlo, poseerlo...convertirlo en mi amante eterno. Pero algo me detiene, quizás vestigios del alma que alguna vez tuve. Susurra un nombre, aprieto mi mano con furia y dolor...Sueña con él.

Decido ir en busca de aquel muchacho, Junsu...Lo observo, no entiendo que lo hace tan especial. Solo un movimiento de mi mano y acabaría con su vida. No permitiré que disfrute de las caricias de ese hombre que nació para ser mío. Los perros comienzan a ladrar y Junsu se asoma por la ventana, acaricia a su perro para que se calme. Debo irme ahora.

En noches como estas, cuando ningún hombre o mujer satisfacen mis deseos, extraño a mi creador, él si sabía como llegar al punto exacto para hacerme delirar. Naturalmente los vampiros somos insaciables criaturas, sangre y sexo son nuestros mandamientos.

Me pregunto, cómo será tener a Jung Yunho sobre mí, poseyéndome...y mi mano baja susurrando su nombre.

Siempre busco la oportunidad de estar cerca de él, intento llamar su atención. Pero el mocoso de Junsu lo tiene cautivado. Y sé que no es el ángel que todos piensan. Una noche lo seguí, oculto entre las sombras, podría atacarlo y nadie se daría cuenta, encontrarían su cuerpo al otro día, flotando en algún sucio pantano. Yunho lloraría, pero ahí estaría yo para consolarlo y con mi ardiente pasión olvidaría de inmediato a ese mortal. Lo sigo hasta una casa, visita a un profesor de piano.

Se sienta, está nervioso...cuando un hombre llega, su corazón casi se desborda, puedo sentir sus latidos, huelo la tensión sexual entre ellos. Pequeño diablillo, tiene a Yunho y además desea al profesor de piano. Es más que deseo, está enamorado y aún no se da cuenta.

Lo sigo de regreso, va con el corazón agitado. Ahora entra al mismo motel de siempre y allí lo espera el dueño de mis delirios. Soy masoquista, lo observo, tan intenso, tan ardiente. Podría arrancarles el corazón del pecho, en ese mismo instante, pero algo distrajo mi atención. Una esencia que no es humana, tal vez otro como yo.

Pensé que mi creador me había encontrado, pero era otro aroma.

Caminé hasta el muelle, y me detengo en un puente...al otro extremo un hombre me mira, veo su rostro, es joven...alto y delgado...demasiado atractivo, lo que especialmente llamó mi atención, fue su cínica sonrisa.

Le pregunto quién es.

Él respondió que cuando sepa su nombre, ya no podrá apartarse de mi lado. Me seduce con la mirada. Agrega—Escuché hablar de ti, eres aún más bello.

Una densa neblina interrumpió, luego ya no lo vi.

En todo este tiempo, jamás me había importado encontrar a otros como yo. Ahora siento curiosidad.

Tengo sed, entro a un bar y camino a la parte más apartada...dos muchachos me siguen, solo una mirada y ya están arrodillados. Luego de satisfacer mi cuerpo, calmo mi sed.

Comienza a amanecer, y como si fuera un torbellino llego a la casona. Extraño caminar bajo los rayos del sol.

Siempre las escusas son buenas y los pretextos para hacer reuniones sociales, de esas que tanto gustan a los aristócratas. Como siempre soy uno de los invitados importantes y como de costumbre nadie queda indiferente ante mi presencia. El profesor de piano está allí, deleitando con su talento a los nobles presentes. Es un hombre especial, no hay dudas, de pronto siento sed de él. De pronto ese aroma que ya amo, mi hombre...mi Yunho también está allí, pero junto a él, Junsu., quien mira al pianista con destellantes ojos. Siento el cosquilleo del pequeño mentiroso. Luego Yunho se lo lleva a un rincón, acaricia sus mejillas mientras le profesa palabras de amor.

Aproveché que Junsu se alejó para hablar con el profesor de piano, mientras Yunho caminó hacia el final de un corredor, hacia la biblioteca. Lo seguí.

Finjo no saber que había alguien en el lugar y me sorprendo por la enorme colección de libros.

Le gusta leer, señor conde? Pregunta...este es mi favorito, dice mostrando un título. Yo aprovecho la oportunidad y digo que también es mi favorito...él sonríe y así hablamos un rato intercambiando opiniones.

Es un hombre apasionado, en todo lo que hace...ahora lo necesito más que antes. La manera de moverse, sus gestos...su sonrisa y ese pequeño lunar sobre su labio. Todo...hizo que perdiera el control.

Me acerco un poco, uno, dos pasos., eres un hombre interesante le digo con mi voz sensual. Él me mira algo confundido, su corazón comenzó a latir de prisa, yo sonrío. Carraspea y se hace el desentendido, habla sobre otro libro, uno más complicado de entender. Le doy mi punto de vista, está sorprendido. Es un hombre inteligente señor conde, dice esbozando una sonrisa.

Le pido que me llame por mi nombre.

Está sintiendo emociones nuevas, las cuales trata de ignorar.

Cuando la necesidad de acariciarlo me lleva al borde del abismo, Junsu abre la puerta de improviso—Interrumpo algo?

Yunho dejó el libro en su lugar, le dedicó una hermosa sonrisa al muchachito., luego me miró, hace una reverencia—Espero que tengamos otra oportunidad para hablar de libros, señor conde.

Claro que tendremos otra oportunidad, de eso me encargaré yo mismo.

(Esa noche en el motel, mientras Junsu duerme, Yunho se sienta al borde de la cama, no entiende por qué no puede quitarse de la mente, los ojos oscuros y melancólicos del conde).

Busqué e inventé oportunidades para estar cerca de él, adiviné sus pasos y aprendí sus gustos y manías. Me adelanté a sus actos.

Aprovechando la neblina que cubre la ciudad, esperé su visita al museo...sonrío cuando escucho sus pasos acercarse y finjo interés por una pintura. Los latidos de su corazón se han agitado, vuelvo a sonreír.

Nuestras miradas se encontraron., ambos esbozamos una sonrisa, luego una leve reverencia. Él a mi lado, mirando la pintura...yo deseando tocarlo. Caminamos uno al lado del otro, recorriendo la exposición, comentando, opinando.

Yunho miró su reloj, sus ojos se agrandan—El tiempo pasó tan de prisa.

Tiene alguna cita, señorito Jung?

Él me mira—Solo Yunho.

Entonces solo Jaejoong.

Sonríe.

Sé que irá a encontrarse en aquel motel con Junsu. Y los celos me enceguecen ya no puedo ocultarlo más.

He decidido que seas mío, le digo, mientras lo acorralo contra la pared.

Al principio me miró confundido, sin entender lo que estaba pasando.

Trata de zafarse, pero no puede, soy mucho más fuerte. Me muevo contra él, mientras le susurro que me gusta el sexo duro. Le advierto que no se resista.

¡Quién crees que eres, suéltame pervertido! Grita

Yo rosando sus labios con los míos—Te deseo con loco fervor.

¡Aléjate!

Mientras lo tengo completamente inmovilizado, mi mano baja hasta su entrepierna, lo acaricio, lo incito...está excitado, lo disfruta pero lo sigue negando. Le hablo al oído, quiero que me folles., le digo para dejar caer su pantalón.

¡Descarado!

Intento besarle, pero me muerde el labio, yo limpio con mi lengua las gotas de sangre mientras mi mano sigue bombeando su miembro. No puede hablar, no quiere abrir la boca y  dejar escapar sus gemidos.

Te amo, le confieso. Llegarás a amarme, le digo, convencido.

Él, con los dientes apretados—Aléjate, óyeme bien, ¡Nunca te amaré! Te desprecio...amo a otra persona.

Sus palabras hieren. Aun así lo seguí acariciando, hasta que su esencia se vació en mi mano.

Lo miro y mientras lamo mis dedos, lo dejo ir, sin antes advertirle que este fue el inicio de nuestro eterno amor. Me mira con desprecio a la vez que sube su pantalón.

Solo Dios y el Demonio saben lo que tuve que resistir para no hundir mis colmillos en su cuello.

Saliendo del museo, corre hacia el motel a encontrarse con ese mocoso. Lo empujó sobre la cama y lo embistió con fuerza, mientras le repite lo mucho que lo ama.

Sabía que esa noche, Junsu iría a sus clases de piano...También sé de la fuerte atracción que siente por el profesor, sé que está enamorado. Humanos idiotas, no reconocen sus propios sentimientos.

Cuando llegó, el profesor y yo estábamos en pleno acto, con cada movimiento sacábamos notas musicales al piano. Reí satisfecho, siento su decepción, rabia y tristeza. Lo mismo que siento yo, cuando lo veo con mi hombre.

Los encuentros cálidos con el profesor Park Yoochun se repitieron muchas veces.

Antes del amanecer acudo a mi refugio y allí en soledad me repito la misma pregunta.

Cómo puede morir un inmortal.

Para hacer de mí infierno aún más grande, acudí noche tras noches al cuarto de Yunho. Quería que me hiciera suyo, él no puede escapar, por más que lo intente. Entonces me siento a horcajadas sobre él, luego de haberlo excitado con mis labios. Lo sujeto de las manos mientras me muevo sobre su palpitante erección.

De nada sirve que maldiga.

Podría convertirlo en mi compañero, pero, no puedo condenarlo a esta desdicha eterna.

Una noche.

Sentí la esencia, el aroma del muchacho que vi en el puente...

Max Shim Changmin, el inmortal que se convirtió en mi compañero y amante.

CONTINUARÁ...