Del muelle a la ciudad fue otra aventura, la noche llegó y se acurrucó al borde del camino...los grillos le hacen recordar las noches de luna llena, corriendo detrás de su amigo. Frunce el ceño, a sus quince años nunca escuchó una palabra amable de parte del señor Jung, respira hondo, pero Junsu con su sonrisa e ingenuidad lograba hacerlo sonreír, nunca se explicó que es ese sentimiento.
Bostezó al sentir el amanecer acariciar su sucio rostro, caminó lentamente, un cochero ofreció llevarlo...Jaejoong lo olfateó, cosa que hacen los lobos y aunque él no puede transformarse le gusta pensar que tiene ese sexto sentido definido. El hombre tiene una cara graciosa, debe ser una buena persona, pensó.
El cochero lo miró de reojo, para luego sacar de una alforja un trozo de pan y una botella de leche, sonríe—Mi esposa piensa que soy un niño.
Sacó una botella de vino y tragó un buen sorbo, instó a Jaejoong a beberse la leche...no lo dudó, su estómago estaba rugiendo.
Donde vas muchacho, preguntó lanzando un flato...
Jaejoong lo mira y ríe, luego contesta que va a la ciudad.
El hombre que luchaba por no dejar escapar otro flato—Es un largo camino, amiguito, yo voy por otro sendero, así que te dejaré en el cruce y un consejo, cuídate de los pandilleros.
Tendré cuidado dice Jaejoong.
Llegó al andén de los trenes, quiso comprar su boleto, pero solo tiene un par de monedas...entonces...se escondió en un vagón de carga. Suerte que iban apiladas cajas de manzanas.
Dos horas después...
Su asombro hace que sus ojos se abran como plato, la ciudad es ruidosa...personas en un ir y venir, carruajes que se mezclan entre la muchedumbre.
Sacó el papel con la dirección, fue cuando alguien se lo quita...era un muchacho más grande y de muy mal aspecto. Llama a otros, Jaejoong sabe bien que intenciones tienen...retrocedió y corrió, el papel no importa, memorizó la dirección.
Después de un rato...
Jaejoong caminó varias cuadras, preguntando a personas que consideró confiables. Pronto estuvo en el barrio alto de la ciudad. Respiró profundamente, como tratando de encontrar un aroma familiar. Pero nada...de todos modos sus sentidos siguen dormidos. Pero no se dio por vencido, hasta que llegó a la dirección que tanto buscaba.
Jaejoong golpea la puerta de una casa, espera pero nadie responde...se aleja para ver mejor la fachada y asegurarse que sea la dirección correcta, vuelve a golpear con mayor énfasis...fue cuando un hombre que llegaba lo agarra del brazo.
Que pretendes muchachito, que es este escándalo...No estoy interesado en comprar nada.
No señor, no vengo a venderle nada.
Entonces que quieres, una limosna?
Yo, busco a mi tío
Y que se yo quien es tu tío
Jaejoong le muestra una fotografía—Mi madre...ella me dio esta dirección, dijo que aquí vive un pariente de mi padre. Es usted?
El hombre alza una ceja...lo agarró del brazo—Vete por donde viniste, no hay lugar para ti en esta sociedad.
Pero...
No menciones nada que tenga que ver con tu naturaleza. Busca a los tuyos. Diciendo aquello el hombre entró en la casa dando un portazo.
Jaejoong se alejó, debió suponer que como su padre, su tío no era lobo. Y debió suponer también que no sería bien recibido.
Camina por las calles mirando las vitrinas, pegándose a los vidrios de los restaurantes. Tuvo que correr en varias ocasiones, otros chicos más grandes reclaman esa calle como suya. Pero de alguna manera u otra Jaejoong siempre los burla, pero está cansado y hambriento. Ni siquiera puede ver el cielo estrellado, por nubes de humo.
Un hombre alto y elegante pasea por el parque. Jaejoong sintió la necesidad de seguirlo.
El hombre daba unas grandes zancadas, de pronto de detuvo y Jaejoong chocó contra su espalda. El hombre voltea, se ve imponente. Alza una ceja, lo olfateó...su aroma, es como volver al bosque.
Lo miró un momento, sus ojos se agrandan—Quien eres jovencito.
Soy Kim Jaejoong, señor.
El hombre palideció, lo tomó luego de los hombros—Por Dios el hijo de mi hermana.
Al rato de dejarlo comer...
Muchacho no tragues...
Lo siento, dice golpeándose el pecho.
Quien te acompaña?
Vienes solo?
Si señor...
Supongo que mi hermana...
Mi madre corre por los senderos del cielo.
El hombre respira hondo—Ya veo, heredaste lo cursi de mi ella. Tu padre?
No se nada señor, un día se fue y ya no volvió.
El hombre lo mira, eres realmente es un muchacho valiente y tenaz. Tenemos mucho que hablar, pero lo dejaremos para mañana, veo que necesitas un buen baño y llenar esa barriga...escucho tu estómago rezongar.
Jaejoong sonríe, luego pregunta—Cómo debo llamarlo, señor?
Respiró hondo—Puedes llamarme tío Jeong.
Esa noche se hospedaron en un hotel, Jaejoong apoyó su cabeza en la almohada y se durmió profundamente.
A la mañana siguiente partieron de madrugada a otro lugar.
Finalmente Jaejoong está con la familia de su madre...lobos que se ocultan en el campo.
Yunho camina por uno de los pasillos de la mansión...se apoyó en un balcón, el otoño es hermoso, creyó escuchar una voz, pero solo es un recuerdo...parece estar viendo a Jaejoong y Junsu jugando con los cerros de hojas que los árboles dejan caer sobre sus cabezas. Y su risa...sin darse cuenta está sonriendo.
Yo también lo extraño, dijo Junsu. Yunho carraspea.
Esta será tu habitación, dijo un muchacho llamado Yoochun, a Jaejoong le simpatizó desde un primer momento.
Estás seguro que este cuarto es todo para mi solo?
Yoochun alza una ceja—Cómo vivias allá en tu tierra.
Jaejoong respira hondo y sonríe—Vivía en una cabaña, en medio del bosque.
En serio?, debe ser fascinante...como sea, aquí tendrás todo lo que necesites...siempre y cuando trabajes para ganártelo.
Oh si, yo trabajaré en lo que sea...
Yoochun sonríe. Te prestaré algo de mi ropa, hay que tirar esos harapos...
Pero es mía, refunfuñó Jaejoong.
Ya viste al señor Jeong? es un hombre elegante.
Oh si, parece un conde.
Yoochun ríe.
De pronto Jaejoong baja la voz—Sabes que yo...
Yoochun—No eres el primero ni el último...abundan las amistades de lobos y humanos.
Y no me desprecias?
Yoochun vuelve a reír—Bajemos a cenar.
Estás cómodo en su habitación, preguntó Jeong...Jaejoong sonríe—Oh si, es tan grande que puede correr en ella.
Yoochun sonríe.
Jaejoong está entusiasmado, aunque a ratos su mirada se entristece...pero respira hondo y vuelve a sonreir—Lo que más me gusta es el estante con libros, me gusta leer...mamá decía que, yo, parecía un ratón de biblioteca (ríe) luego respira hondo. La extraño.
Yoochun le da una palmada cariñosa en el hombro—Ahora estás bien, eres uno de los nuestros, no lo olvides.
No lo olvidaré, dijo Jaejoong.
El tío lo mira de reojo mientras lee...se parece tanto a su madre...ella era tan alegre y pura, tal como es Jaejoong.
Yoochun en tono de misterio—Ya te habló de la causa?
Sé perfectamente lo que significa, dijo Jaejoong...el líder Jung habla de lo mismo todo el tiempo. Hace una mueca, lo que sus hijos deseen carece de importancia, todo por depurar su sangre y honor.
Yoochun—Yo espero encontrar a mi pareja destinada.
Jaejoong sonríe—Me da gusto que puedas elegir. Yo haré lo mismo...dijo suspirando.
Yoochun, ya puedes transformarte?
Jaejoong hace una mueca—Creo que mi lobo es un perezoso.
Yoochun ríe y revuelve su cabello—Eres gracioso.
Jaejoong respira hondo—Es lo que siempre dice Junsu.
Quien es Junsu, pregunta Yoochun—Es mi amigo.
Luego se queda pensativo, está con los parientes de su madre...su hogar. Seguro con el tiempo desarrollará su instinto y cuando pueda transformarse, correrá al lado del futuro líder, Yunho, y tal vez...Se puso de pie de un salto, su corazón está agitado y no comprende. Yoochun lo mira—Sucede algo? estás sonrojado.
No es cierto, dice Jaejoong tocándose las mejillas.
Yoochun ríe—Pareces un tomate.
Los días se transformaron en semanas y meses...tiempo en que Jaejoong tuvo que estudiar y trabajar. Es un muchacho muy inteligente y decidido.
Una noche que no puede dormir y aúlla a la luna silenciosamente...ve llegar carruajes a la mansión...se nota que son personas importantes. Bajó las escaleras sigiloso, quiere escuchar...y como lo suponía hablaban de los clanes, y su famosa causa de depurar la sangre. Regresó a la habitación, hizo una mueca y buscó su morral.
Pretendes abandonarnos?
Jaejoong voltea, Yoochun está apoyado en la puerta...No tengo nada que hacer, aquí ni allá.
Yoochun ríe—Tonto, no temas, perteneces aquí.
Pero mi sangre no es pura, contestó Jaejoong—Tarde o temprano me expulsarán.
Yoochun lo toma del hombro—Eso no va a suceder.
En ese momento entra el Jeong...
Quítate esas ideas de la cabeza, eres un miembro importante de nuestra... familia. Desde mañana Yoochun te enseñará las costumbres de nuestro clan.
Jaejoong sonríe—Me esforzaré tío Jeong, no tendrás quejas de mi parte.
Eso espero...y, ten presente que dentro de tres años ya estarás apto para emparejarte, es tradición que encuentres una esposa joven, hijos fuertes.
Jaejoong palideció...emparejarme? si necesitas cachorros de sangre pura, yo no soy el más indicado.
No te preocupes, no sufrirás el mismo destino de tu madre.
Pero...
No quiero escuchar reclamos antes de empezar con tu entrenamiento.
Lo siento, señor.
Mientras
Yunho se tumba sobre el pasto, respira hondo, hace poco dejó a su prometida en la mansión, es hora de su siesta de belleza. Hace una mueca, cada vez la soporta menos.
Junsu llega a su lado—De verdad te casarás con esa engreída?
Debo cumplir con la causa.
Junsu hace una mueca, luego sonríe—Recuerdas lo bien que nos divertíamos los tres?. Ustedes siempre peleandose y riendo...extraño esos días. Pero todo acabó por la bendita causa. Jaejoong es uno de nosotros, aunque lleve sangre humana.
Yunho respiró hondo. Tal vez nunca más lo vuelva a ver, pensó...Mejor así, ya que nunca pudo entender esos sentimientos confusos cuando estaba con él. Y de pronto algo se removió dentro de su ser...al parecer su lobo interior ya comienza a despertar sus instintos., él y la luna saben bien quien es su compañero destinado. Pero aún es muy joven para comprenderlo.