MEMORIAS DE UN VAMPIRO CAP 1

Ciertamente quería morir, la peste se llevó lo que más amaba, mi amante murió entre mis brazos. Esperé días, noches enteras, para que la muerte me mirara, por más que la seduje nunca volteó a verme.

Pero una noche, vagando por las callejuelas más peligrosas, creí verla frente a mí, pero no era la muerte, era algo peor.

No se puede describir el dolor que sentí. Pero tuve conciencia, que esa era la antesala que me llevaría a las tinieblas. Fue en ese momento que quise vivir, que ironía...El dolor recorre mi cuerpo, la sangre me quema y entonces sentí el mayor de los placeres.

Me sentí suspendido en el aire, como si flotara, mi cuerpo era tan liviano...de pronto caí con brusquedad sobre una cama, no puedo moverme, ahora mi cuerpo está tan pesado.

Estuve horas, quizás días y noches en una completa agonía, tengo hambre, estoy sediento pero no logro tragar alimento alguno.

Tienes sed, verdad? Dice un hombre que nunca había visto antes, ríe, soy tu creador dice acariciando mi mejilla.

Lo miré con desconfianza, quise ser irónico, pero no tengo fuerzas...es un hombre atractivo.

Crees en la inmortalidad? Preguntó

Esbocé una sonrisa nerviosa, y trato de escapar de su proximidad. Me tiene atrapado entre el dosel de la cama y sus brazos.

Crees en vampiros?

Yo me reí en su cara—Debes estar loco.

Entonces como si fuera una pluma, me tomó entre sus brazos y frente a un espejo me pregunta—Que ves...

Me veo a mi mismo, soy yo...le respondí.

El habla sobre mi oído—En teoría, ya no eres tú mismo, has vuelto a nacer, hermoso Jaejoong.

Por qué sabes mi nombre.

Porque me cautivaste...

Yo no escogí ser esto...

Lo hiciste, desde el momento en que quisiste vivir.

Vuelve a preguntar—Crees en vampiros, porque tú eres uno.

Veo mi reflejo, le contesto, se supone que los vampiros no pueden. Trato de reír ante tal descabellada afirmación.

Él ríe, son creencias absurdas, tampoco sirven los crucifijos, ni agua bendita, ni estacas...somos inmortales. Mi hermoso, no niegues lo que estás sintiendo, lo sabes...eres uno igual que yo. Ahora somos uno.

Soy inmortal, murmuro mirándome al espejo, sintiendo una insaciable sed que estaba secando mi boca.

Hace un corte en su muñeca. Me ofreció beber. Y como si fuera lo más natural, desee beberla toda. Fue entonces, que mi transformación estuvo completa.

Fascinado, vuelvo a mirar mi reflejo, veo las marcas en mi cuello y en mis labios restos de sangre de mi creador, pero sigo sediento.

Esa misma noche salimos a cazar, esa sensación de superioridad me agradó demasiado. Sentir el miedo de las victimas al momento de saciarme., hasta la última gota.

Ahora la noche es distinta, su encanto tenebroso me seduce...y puedo percibir el agua del arroyo, cada gota formando torrentes y desembocando en el muelle. El aleteo de una polilla quemándose contra un farol. Los gemidos de las cortesanas en el burdel. Los pasos de los caballeros caminando con prisa a sus románticas citas. Un vestido que cae al suelo, suavemente, la respiración agitada de los amantes...cada estímulo me seduce.

Nunca fui vanidoso, pero si estaba consciente de mi belleza, ahora la utilizo a mi favor, nadie puede resistir, cuando se dan cuenta tratan de escapar, me gusta jugar como el gato caza al ratón, esa agonía que expelen, miedo, me excita.

Has sido un travieso, dice mi creador y yo acudo a él, como un gatito ronroneando a su lado. Mi amo es un hombre sediento de sangre y sexo.

Poco a poco voy dejando mi vida anterior, como humano, y me entrego a los placeres que me brinda la oscuridad de la noche. 

No es amor lo que siento por mi creador, pero la sangre me ata fuertemente a él. El amor es un sentimiento que enterré con mi humanidad.

El tiempo pasa, meses, décadas, años...un siglo pasó demasiado rápido.

Tiempo suficiente para darme cuenta de lo cruel que es mi creador. Jamás he cuestionado sus actos, no podría, yo soy su propio reflejo. Pero, quiero pensar que aún queda algo de piedad en mi existencia.

Una noche llevó dos  jóvenes a nuestra mansión, eran casi niños.

Gime con satisfacción, al probar la suave y fresca sangre de uno de ellos, me insta a probar la sangre del más joven, quien me mira con horror. Yo, traté de calmarlo, sonreí y le dije que todo estaba bien. Pero mi amo, adivinó mis intenciones de liberarlo y antes que mueva un músculo ya tenía al niño desangrado.

Esa noche discutimos, por primera vez cuestioné su despiadada conducta. Luchamos, finalmente terminé en su cama. Me hace  prometer que nunca volveré a cuestionar sus acciones mientras me embiste con fuerza. Me dio la inmortalidad, es cierto, pero no puedo ni quiero seguir siendo manipulado por él.

Por eso una noche, puse algunas gotas de veneno en su copa, esperé acostado a su lado, se durmió, solo lo suficiente para poder escapar.

Tomé algunas monedas de oro, de uno de los cofres, que también me pertenecen, tesoros que recuperamos de las guerras que pasaron ante nuestros ojos. 

Nuestra fortuna era infinita, pero no igualaba la extrema necesidad de cazar. Ese fue el motivo principal para abandonarlo, no quiero convertirme en lo que él se convirtió.

Decidí volver a las tierras que me vieron nacer.

Me embarqué en un lujoso barco,  tres meses en el océano fue más que agobiante. Pasaba las mañanas encerrado en un  camarote, y por tardes cuando comenzaba a caer la noche, recién ahí comenzaba mi cacería. No quiero ser como mi antiguo amo, pero la necesidad de alimentarme es más fuerte que mi propia voluntad. No fue difícil, las damas ofrecen sus escotes con disimulada timidez, y algunos marinos ofrecen algo más.

Cuando al fin llegamos a tierra firme, busqué la casona que fue de mis abuelos...La ciudad estaba muy cambiada, los antiguos edificios eran recuerdos. Ya no queda nadie de aquella época. Solo yo.

Hay una antigua propiedad a las afueras, unas cuantas monedas de oro y soy el nuevo propietario.

Pronto se esparció el rumor que un conde había llegado a vivir en la antigua casona. Muchas jovencitas y muchachos llegaron, curiosos, a mi puerta. No pude negarme a lo que tan gentilmente me ofrecían.

Decidí "vivir" la inmortalidad y con ella la desdicha eterna y lo haré a mi manera.

Descubrí que tenía el poder de leer las mentes humanas y también tenía el poder de borrar sus recuerdos., por lo cual pude satisfacer mi sed sin temor.

Fui muchas veces invitado a eventos y reuniones sociales, todos se quedaban hipnotizados con tan solo una mirada o una sonrisa mía. Sucedió una noche, en una de esas fastuosas celebraciones de las que estaban acostumbrados, que mi existencia se volvió aún más oscura.

Antes de entrar, miro, observo a mi próxima víctima. Todos dejan de hablar cuando me ven, me admiran, me desean. Puedo escuchar los latidos de sus corazones, las mujeres me desnudan con la mirada, y los muchachos se excitan tan fácilmente.

El dueño de la mansión, me da la bienvenida con reverencias reiteradas, y las damas ruegan que baile con ellas. Leo sus pensamientos libidinosos, santas señoras.

La cena está servida, dijo la sirvienta.

Entramos a un salón, debo sonreír, pero en realidad quisiera cortar la yugular de varios, cínicos y pervertidos allí presentes.

Nunca pensé que esa noche un mortal tendría toda mi voluntad. Mi verdadera maldición se sentó al frente, me mira y hace una reverencia, correspondo a su saludo, solo fue un pequeño contacto visual, ya que toda su atención la tiene otro chico. 

En algún momento de la noche, después de cenar y cuando todos están más que distendidos, sigo a una empleada,  fue fácil persuadirla a darme información. Me dio sus nombres.

—Jung Yunho, y Kim Junsu...

Luego de obtenida la información, bebí de ella.

Al momento de retirarme le estrecho la mano, tratando de seducirlo, por unos segundos pensé que lo lograría, pero la voz de ese entrometido llamado Junsu, desvió su atención.

Los seguí por algunas calles, no saben, ni se imaginan que los sigo. Entraron a un motel.  Los espío, ambos entregados a la pasión.

Mordiendo mis propios labios, juré que ese hombre, Yunho...sería mío. Aunque tenga que arrastrar al mocoso de Junsu al mismo infierno.

Desde ese momento mi existencia se convertiría en una lucha de amarguras, desprecios y muerte.