MARCAS DE AYER CAP 1


Capitán Jung Yunho, hombre de confianza de los reyes de un vasto y hermoso reino, situado más allá de las montañas. Es además guardia personal de la princesa. Es admirado por todos los hombres que tiene a su cargo. Hombre que despierta pasiones, codiciado por las señoritas y cortesanas. Jung Yunho está enamorado...pero, sus títulos y atributos no son suficientes para aspirar al corazón de la princesa Jeyuna. Por lo cual, la ama en secreto.

Cuando la princesa, pasea por los jardines reales, el capitán Jung la mira...Es tan delicadamente hermosa y su voz debe ser la de un ángel.

Respira profundamente, sabe bien que ella nunca será de él.

La princesa Jeyuna recibe constantemente visitas de otras jóvenes del reino, se debe comportar como toda una dama, beber el té y bordar...Pero a Jeyuna le aburren esas actividades, ella  prefiere salir a cabalgar. El capitán Jung siempre está atento a ella, por supuesto que mantiene cierta distancia.

Cuando la princesa duerme siesta, el capitán Jung es atendido con esmero por las sirvientas del palacio.-

Se supone que está dormida, pero ella se escabulle y lo espía. Ve como las mujeres se ofrecen sin decoro. Pero él es todo un caballero, sin ser brusco, las rechaza y sale de la cocina. Lo cual contenta a la caprichosa princesa.

Escucha hablar a las empleadas...

—Seguro tiene una mujer, fuera de estas murallas...

—Las mujeres del pueblo tienen fuego entre sus piernas

(Ríen)

—Supe que el capitán Jung frecuenta ciertos lugares de pecado...

—No me digas

—Si te digo

—Dicen también más de alguna enloqueció de amor...

—¡Y a quien no! Con lo guapo que está.

Todas ríen.

La princesa hace una mueca y se pregunta qué lugares serán esos.

Al rato

Jeyuna mira de reojo al capitán Jung, él camina de un extremo a otro, se detiene mira a la princesa y sigue caminando.

De pronto ella pregunta

—Jung...como es el mundo allá afuera...

—Por qué esa pregunta, usted lo conoce.

Jeyuna respira profundamente —Me refiero al mundo real, siempre voy en el carruaje, nunca he puesto mis pies en esas calles. Dime como es...Ya sabes a lo que me refiero, dime como es la gente del pueblo.

—Es totalmente distinto a su realidad.

—Distinta a mi realidad, qué quieres decir?

—Las mujeres trabajan, atienden a sus hombres, hijos...no son como las damas del reino.

Jeyuna alzando las cejas—Me estás diciendo que soy una caprichosa y que no se hacer nada y que peco de pereza?

El capitán Jung, se inclina—No quise decir eso, por favor discúlpeme...yo...

Jeyuna ríe—Tranquilo no te mandaré a la guillotina.

El capitán Jung sonríe—Es un alivio, aprecio mi cabeza.

La princesa insiste—Cuéntame más, dime, que haces cuando no estás cuidándome.

Descanso, fue la breve respuesta del capitán Jung.

Jeyuna—Me estás mintiendo, solo eso?

—Solo eso, princesa.

—Eres aburrido, yo...bailaría en las calles. Las mujeres del pueblo son alegres, verdad?

El capitán Jung carraspea—Puede bailar aquí.

La princesa rueda los ojos—Es que acaso los hombres no comprenden nunca?

—Lo siento...

Ella hace una mueca—Olvídalo, bobo.

La princesa camina hacia el huerto, el capitán camina un poco más atrás de ella. De pronto Jeyuna lo toma de la mano e indica un manzano—Quiero una manzana, esa, la más roja.

El capitán Jung, se quedó un breve instante paralizado, luego carraspeando—Si, si...

Mientras Jeyuna aprecia la destreza y belleza masculina del capitán Jung.

Cuando Jeyuna recibe la manzana, roja y brillante...le da un mordisco para luego lamer sus propios labios, sonríe, apetitosa dice con total inocencia, mira al capitán y le ofrece—Quieres probar de mi fruta? Está muy dulce y jugosa.

Al tomar la manzana, hubo un pequeño roce de sus manos, ambos se miran, ella sonríe y luego se distrae persiguiendo una mariposa por todo el jardín. El capitán Jung, respira hondo tratando de apagar su deseo.

Jeyuna hace una mueca—Mariposa tonta, se escapó.

La princesa vuelve a preguntar de manera más directa—Como son las mujeres que frecuentas

—Trabajadoras, ya se lo dije

—No me refiero a eso...

—Entonces?

—No te hagas el desentendido, Capitán Jung...dime que hacen para divertirse.

—Pues, a veces bailan, cantan...hacen cosas (carraspea)

—Qué cosas

—Qué se yo, cosas.

La princesa alza una ceja—Te has sonrojado, tienes novia Jung?

—Si...

Jeyuna pestañeó, respiró hondo y esforzó una sonrisa—Es bonita?

Yo diría que es muy bonita, contestó el capitán Jung.

Jeyuna con el ceño fruncido—Más bonita que yo?

—Nadie puede ser más bonita que la princesa.

Jeyuna sonríe.

Ya de noche

La princesa está en su habitación. Se mira en el espejo, mientras peina sus largos cabellos negros. Murmura—Tiene novia.

Hace un lindo puchero—No entiendo por qué pienso tanto en ello.

A la mañana siguiente

Se siente el galope de un brioso corcel, el capitán Jung cabalga todo gallardo y elegante, cruza el puente hasta el palacio. Las mujeres salen a sus balcones y agitan sus pañuelos, ríen, el capitán sonríe también y hace un ademán con su sombrero. Las empleadas salen a su encuentro y coquetean...Él ríe con ellas.

La princesa Jeyuna no es ajena a su llegada, siempre es igual. Solo por curiosidad, se dice a sí misma, se acerca a la ventana y corre las cortinas.

Hace una variedad de muecas—Desvergonzadas.

Fue cuando el capitán Jung miró en dirección a la ventana de la princesa. Jeyuna alza las cejas, muerde sus labios y se sonroja alejándose de la ventana.

El capitán Jung sonríe, para luego suspirar con disimulo.

Un poco más tarde

Mientras la princesa es bañada y vestida por una decena de empleadas, el capitán Jung espera en el pasillo. Luego la puerta se abre y las empleadas van saliendo una a una, al pasar sonríen y mueven las caderas exageradamente para el capitán. Él sonríe.

—Te vas a quedar todo el día viendo como mueven las caderas esas descaradas?

El capitán Jung se inclina—Lo siento princesa, no la vi...

—¡Perfecto, ellas son más interesantes que yo!

—Por supuesto que no, yo solo estaba distraído.

—¡Qué clase de guardia personal eres, si te distraes con tanta facilidad!

—No volverá a ocurrir princesa Jeyuna.

—¡Claro que no! Tal vez le pida a mi padre que busque a otro con más seriedad.

—No entiendo que hice para molestarla de ese modo, me disculpo...yo

—Quiero ir al jardín, y no quiero escuchar ni siquiera tu respiración.

—Como usted diga.

El capitán Jung como siempre camina de un extremo a otro, mira de reojo a Jeyuna y continúa caminando.

Jeyuna mira su reflejo en una fuente de agua, suspira—Tal vez no soy tan hermosa (una lágrima quiso recorrer su blanca tez)

Mientras el capitán siente oprimido su pecho, la princesa nunca le había hablado de esa manera. Él la ama y se conformaba con tenerla cerca, mirarla y besarle en sus sueños. Si es apartado de ella, de seguro moriría de amor.

De pronto la princesa caminar por el borde de la fuente, está resbaladizo por el agua.

—Tenga cuidado, princesa puede hacerse daño.

Ella le hace un desprecio, algo infantil y sigue caminado...se tambalea y...

Los fuerte y firmes brazos del capitán la abrazan—Se encuentra bien?

—Yo...Gracias Jung.

—Es mí deber protegerla y cuidar que no se haga daño

—¡Tu deber! Eso soy para ti?

—Princesa (ahogó un suspiro) usted es la persona más importante del reino.

—Iré a mi habitación, puedes marcharte, no te necesito...

Luego

La princesa se abraza a sí misma y suspira—Quiero que me abrace siempre, pero, no por una obligación, quiero que me abrace porque él lo desea.

Se sienta al borde de la cama, vuelve a suspirar, y se pregunta que son todas esas sensaciones que está sintiendo. 


Es de noche y la princesa no puede dormir. Está inquieta, hace calor...la jarra está vacía y ella está sedienta. Así que sale de su habitación, cuidadosamente sin hacer ruidos se escabulle de los guardias que están en las esquinas. Caminó con sigilo hacia la cocina y unos extraños ruidos hacen que se detenga. Pero la princesa es algo curiosilla, escucha risas ahogadas, como si alguien tuviera un serio problema de asma. Abre los ojos de asombro, más bien de espanto. Una de las empleadas y el jardinero estaban muy juntos, la mujer estaba sobre la mesa, y la cabeza del jardinero estaba dentro de sus enaguas, ella muerde sus labios para no gritar, ríe y se queja. Pero se ve feliz. Luego, él sale de su "escondite" lamiendo sus labios, mientras comienza a desatar los cintos de su pantalón y algo salta de entre sus piernas. La princesa se niega a respirar, quiere dar un paso atrás pero peca de curiosa. Sus ojos se agrandan como plato cuando aquello que le resultó muy feo hasta el punto del asco, la empleada lo masajea para luego llevárselo a la boca. Él gime roncamente, mientras la agarra de los cabellos moviendo sus caderas rápidamente.

La princesa volvió a su habitación con los ojos desorbitados de espanto.

La Nana—¡Señorita donde estaba!

Jeyuna dio un brinco y sintió que su corazón tocó su garganta—Yo...no podía dormir.

—Señorita vuelva a su cuarto, por favor, si desea algo solo tiene que ordenar.

—Está bien, yo...iré a descansar.

Luego sentada al borde de la cama, las imágenes se repiten en su mente. Se siente sofocada.

Al otro día en el jardín...

Jeyuna está bordando, pero mira de reojo al capitán Jung, de la cabeza a los pies...se sonroja. Se pincha con la aguja.

—¡Hay!

El capitán corre—¡Princesa, se hizo daño!?

Aún sonrojada—Solo me pinché, creo que voy a desmayar...sangre.

El capitán sonríe, solo era una pequeña gotita—No se preocupe...

Dice para luego y sin pensarlo demasiado, coloca el dedo de la princesa en su boca.

Ella abre los ojos, sentir la lengua del capitán la hizo ruborizarse,

Él le pide disculpas por lo que acaba de hacer.

El resto de la tarde ninguno de los dos volvió a hablarse.

Ya en su habitación, Jeyuna se mira el dedo y poco a poco lo acerca a sus labios, suspira.

Cuando se dispone a dormir, escucha ruidos, respira hondo y hace una mueca, seguro son la empleada y el jardinero, desvergonzados.

La curiosidad hizo que se levantara de la cama. Esta vez los ruidos provienen de una de las habitaciones de sus primos.

¡Xiah, Park...que están haciendo!?

Los muchachos se pusieron pálidos como las estatuas de mármol que adornan la entrada.

Xiah—Nosotros, estábamos...

Por qué están tan agitados y sudados, estaban discutiendo? pregunta la princesa.

Park—Si...si si si...eso.

Jeyuna—Por qué discuten?

Xiah—Tenemos nuestras diferencias, primita, pero ya todo está bien.

Ella alza una ceja—Piensan que soy boba?

Park—Que te trae, querida prima?

Ella respira hondo—Escuché ruidos, pero ya que estoy aquí...ustedes van a responder  mis dudas.

Xiah—Nosotros?

Jeyuna—Exactamente.

Xiah—Pero...

Jeyuna—Les contaré a mis padres lo que vi.

Park—¡Pero que viste niña!

Jeyuna—Eso, lo que estaban haciendo...

Xiah—La princesa tiene mucha imaginación.

Jeyuna—Quieren perder aquello ? (indicando)

Park—Está bien, que quieres saber.

Ella muerde sus labios, se sonroja, respira profundamente y habla bajito—Quiero saber sobre...eso...

Xiah—No escucho

Jeyuna—Eso, que hacen un hombre y una mujer...Bueno no se aplica en el caso de ustedes, es igual?

Park y Xiah se miran... ella no los dejará tranquilos y lo peor, podrían perder sus encantos viriles.

Y entonces que quieres saber en específico, querida prima.

Jeyuna—Todo, lo quiero saber todo y no omitan nada.

Xiah—Te traumarás.

Jeyuna—Los vi a ustedes, así que no creo.

Park—Eres una niña muy adelantada para esta época.

Xiah—Bueno, bueno por donde empezamos.

Park—Ya sé, la biblioteca y la sección de libros prohibidos.

Jeyuna alza una ceja—Libros prohibidos?

Park y Xiah, ríen—Te gustarán los dibujos.

Ahora ve a tu habitación y no despiertes sospechas, ella estuvo de acuerdo, pero alza una ceja—Mañana no se librarán,.

Ellos ruedan los ojos.

Xiah hace una mueca—Nos interrumpió.

Park sonríe—Eso tiene solución.

Ambos ríen y vuelve al cuarto.

Al otro día en la biblioteca...

La princesa tiene dolor de cabeza, es mucha información y aquellos dibujos la confunden más.

Xiah—A las princesas curiosas, les pasan cosas muy malas.

Ella sonríe—No empieces, no podrás asustarme como cuando era una niña.

Park—El apuesto capitán se acerca.

Xiah—Podrías pedirle que te enseñe su arma.

Jeyuna—Su arma?

Park—Y de paso que te muestre como la usa.

Los chicos ríen ante la ingenuidad de la princesa.

—Buenos días capitán Jung, nuestra princesa tiene algo que preguntarte. Nosotros nos vamos, adiós primita.

Ella se sonroja y jura colgarlos en el árbol más alto del jardín.

—Que quiere saber, princesa?

—Nada...ya sabes, son dos locos.

Llegó un oficial, le dice algo al capitán y se va.

—Ocurre algo, capitán?

—Debo ausentarme un momento, es solo rutina.

En esa época, el reino de la princesa Jeyuna y el reino vecino, se encontraban en conflicto. Ninguno de los dos reinos quiere declarar una guerra, pero si la situación continúa, irremediablemente los soldados y hombres del pueblo serán llamados a servir y morir en nombre de sus respectivos reinos. Ninguno de los dos reyes se doblegará ante su rival, pero, hay una solución. Unir los dos reinos. Por lo cual, el príncipe vecino y la princesa Jeyuna tendrían que casarse y así poner fin al conflicto. Esto estaba siendo tratado por los reyes de ambos reinos.

Aquel día, el capitán Jung estuvo muy ocupado, por lo cual no pudo ver a la princesa.

Mientras tanto.

Jeyuna escucha hablar a sus primos sobre una fiesta que se celebra cada año en el campo, donde asisten todos los empleados y sirvientes, también soldados., a la cual ellos irán, se ven bastante entusiasmados., ríen bajito para que la princesa no los escuche.

Yo también quiero ir a esa fiesta.

—¡Jeyuna!

No pongan esa cara y no traten de persuadirme, yo iré y ustedes me van a llevar.

Park—No están acostumbrada a esa clase de fiestas.

Xiah—Mucho licor y sobre todo muchas relaciones humanas (sonríe)

Jeyuna alza una ceja—Quiero ir.

Park—Estás loca niña, te van a reconocer.

Jeyuna—Nadie se enterará.

Xiah—Con tus vestimentas, llamarás la atención de todos, nunca podrás pasar inadvertida. Eres demasiado hermosa.

Park—No podrás ocultarte, a veces la belleza...

Jeyuna—Tengo la solución.

Y esa noche...Jeyuna se disfrazó de muchacho.

Park y Xiah hacen una mueca—Sigues siendo hermosa, a pesar de esos harapos...

Jeyuna pestañea.

Park le ensucia la cara, con carbón, y cubre bien su cabello.

Esa noche la princesa Jeyuna ordenó no ser molestada.

Esperaron y se encomendaron a todos los santos.

Xiah—Silencio.

Park—Cuidado, hay alguien por allí...

Xiah—Ya se fue, vamos.

Jeyuna se sorprende, no sabía que en su propio jardín existía un pasadizo secreto. Ella sonríe.

Xiah—No sé qué estás pensando, pero esta será la primera y única vez que vienes con nosotros.

Park—Estamos arriesgando nuestro cuello.

Jeyuna—Los tengo en mis manos...

Xiah—Niña eres malvada.

Park—Y con esa cara de ángel.

Ahora, cuando lleguemos, actúa como un chico, camina con las piernas algo abiertas y muéstrate rudo, mastica tabaco y escupe.

—Que asco.

Ellos ríen.

La fiesta se ve demasiado animada, la música es distinta a la que ella acostumbra a escuchar. Las mujeres se visten algo osadas, mostrando sus grandes atributos., incluso enseñan sus tobillos. La princesa se ruboriza, mira sus pequeños pechos, hace una mueca. De todos modos ella es una señorita.

La llegada de los primos de la princesa no causó sorpresa, ya que es común verlos en esos lugares. Tampoco llamó la atención el chico que los acompaña, aunque se ve femenino y lindo. De todos modos las muchachas se acercan, la agarran de los brazos y obligan a bailar.

Park y Xiah ríen...

Luego

Dejen de reír, debieron ayudarme, me duelen los pies.

Eres popular muchachito, dicen y siguen riendo. Jeyuna hace una mueca, pero de pronto creyó desmayar, cuando ve salir de una especie de carpa al capitán Jung con una mujer.

Xiah—Vaya, vaya, miren que tenemos aquí.

Park—No estaba en ejercicios de guerra?

Xiah—Ya lo creo...

Ambos ríen, y luego carraspean al notar los ojos llorosos de la princesa.

No pudo soportar más y comienza a correr, chocando con todo y todos a su paso. Sus primos la siguen. El capitán los ve pasar y parece reconocer a cierto muchachito...

¡Rayos! No puede ser cierto.

Xiah—Detente, te harás daño...

Park—No corras, te caerás...oops ya se cayó.

Jeyuna comienza a llorar.

—¡Que creen que hacen!

Park—Ese vozarrón...

Xiah—Me estremecí todito

Park arrugando el ceño—Más que conmigo?

Xiah—Jamás.

El capitán alza una ceja—Quien es su amigo?

Es nuestro amigo del norte y es mudo.

—¡Demonios me duele!

Para ser mudo habla fuerte y claro...sin mencionar su delicado vocabulario. Dice el capitán Jung,  mirando a la princesa.

Oops...

Deme la mano, princesa, acabó el juego, dice con la mayor de las seriedades.

Ella permanece con la mirada pegada en el suelo. El insiste—Se lastimó, entonces tendré que sostenerla, venga.

—No me toques.

—Se lastimó el pie.

—¡No me toques! Estás sucio (dice con los dientes apretados de rabia y celos)

—Su comportamiento no va acorde con su título.

—No me regañes, Jung.

—Permita que la lleve al palacio., antes que todos se den cuenta quien es en verdad.

Mis primos me llevarán.

—No sea terca.

—¡Te odio!

Está bien, pero la llevaré de igual modo al palacio.

El capitán la toma en sus brazos, a pesar de la oposición de la princesa. Ella va toda enfurruñada, él también está molesto.

Al estar tan cerca de él, Jeyuna percibió el perfume de esa mujer...apretó sus puños y golpeó el pecho del capitán, pero sin fuerzas...te odio, volvió a decir...El capitán la escucha y guarda silencio.

Park y Xiah caminan detrás como dos niños buenos...se miran...

—Crees que...

—Definitivamente.



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