martes, 30 de noviembre de 2021

EL LARGO CAMINO HACIA EL AMOR 2

 El otoño avanza y el cielo se oscurece por las densas nubes negras, ocultando los débiles rayos del sol que tímidamente quiere asomar detrás de las montañas, pero ya no es su tiempo.

La nana cubre la espalda de Jaejoong, que ha hecho del pórtico de la mansión su lugar favorito, espera mirando hacia el camino. A ratos sus ojos se iluminan cuando un carruaje se acerca, luego la decepción cuando sigue el camino.

El corredor es bañado por miles de hojas secas, que parecen acariciar los pies del señorito, quien sostiene un libro entre sus blancas manos, parece adorar cada frase escrita con total romanticismo, mismas palabras que soñó tantas veces escuchar salir de los labios del capitán.

Mira a su nana, sonríe, tal vez fue un error...quizás el muchacho, se equivocó de carta. La nana cuida que la manta no caiga de sus hombros, lo mira y entra a la mansión. Respira hondo, prometiendo algún día cortar las partes íntimas de tan cruel hombre.

Había ocasiones en que Jaejoong permanecía largo tiempo en la cama, las fuerzas parecían abandonarlo cada día, no comía ni bebía nada. La nana teme que se desquicie totalmente.

—El señor Yunho, que dirá cuando lo vea, así tan pálido, sin color en las mejillas y sin carne en los huesos, a los hombres les gusta agarrar.

Jaejoong pestañea.

Ella sigue—Debe alimentarse, así cuando el capitán regrese caerá rendido a sus pies

Jaejoong sonríe—Realmente crees que vendrá?

Nana—Por supuesto.

Jaejoong se levanta—Comeré en la sala, es un día hermoso, verdad?

La nana mira hacia la ventana, es un día gris y ha comenzado a lloviznar, hace una mueca  Oh si, un día hermoso.

Estaba en la sala cuando un carruaje se detuvo frente a la puerta principal. El señorito mira a la nana y sonríe...sus ojos se cristalizaron de emoción.

Corre hacia el pórtico, se detiene cuando ve bajar al mismo muchacho de la otra vez, hace una reverencia y su cara es adornada con una simpática sonrisa, y sin más le entrega un sobre...Esta vez esperaré respuesta.

Jaejoong lee las escuetas palabras  de Yunho, sin nada de romanticismo como había esperado ilusamente, más bien eran palabras toscas y sin ningún atisbo de cariño. Tuvo la desagradable idea de enviar en el mismo sobre el anillo, un documento anexo con la firma del capitán Jung Yunho en un acta de matrimonio, solo faltaba la firma de Jaejoong,  para que ambos fueran declarados esposos. 

La nana tomó su mano, la cual sostenía la pluma empapada de tinta...Está seguro Señorito?

Jaejoong la mira y sonríe...firma para luego ponerse el anillo, mira su dedo y una lágrima corre por su blanco y hermoso rostro, es de felicidad, dice.

Por supuesto la nana y el joven mensajero,  firmaron como testigos.

El muchacho se lleva el papel firmado, antes de subir al carruaje mira hacia la mansión, respira hondo, siente lástima por el señorito.

Y esa noche, Jaejoong se durmió mirando su anillo, esperando que las próximas noches su esposo el capitán Yunho apoye su cabeza en las suaves almohadas de su cama.

A la mañana siguiente, se levanta con mucho ánimo.

—Durmió bien? se siente bien?

Jaejoong sonríe y muestra el anillo en su dedo—Soy un hombre casado, por supuesto que me siento bien.

La nana rueda los ojos.

Después de desayunar, Jaejoong mira el jardín, hay que limpiar y sacar las hojas secas, dile a los trabajadores que...

La nana se adelanta a recordarle que, los trabajadores fueron llamados a servir a la patria, ya no quedaba ningún hombre joven...El cochero es un anciano  y el jardinero  es más viejo que el hilo negro, dice bromeando.

Jaejoong suspira, sonríe, me gusta la jardinería.

—No estoy seguro que algo brote, ríe...

La nana hace una mueca, mirando al cielo—seguro la lluvia las arrancará.

Esa misma semana la lluvia cayó a torrenciales, Jaejoong mira el jardín solo se veía barro y algunas ramas sobre el jardín. Suspira, no importa, dice...cuando llegue primavera se verá mejor. La nana le sonríe, pero falta mucho para primavera...Mira al señorito que mantiene una leve sonrisa mientras mira hacia el camino. Ella no permitirá que la poca razón que le queda se pierda.

—Nana, no te preocupes, no estoy loco.

Ella rompe en llanto, Jaejoong la abraza—Es solo que necesito tener esperanzas, me entiendes?

Ella asiente con la cabeza y luego sonríe—Encenderé la chimenea.

Quizás el calor del fuego haga menos larga la espera., de algo que nunca fue prometido.


"Y me quedé soñando, con la ilusión a cuestas, con la esperanza guardada en el bolsillo roto de un pantalón. En el baúl sin fondo de mis decepciones. Aletargado en el tiempo, obsesionado con verte. Se enrojecieron mis ojos...se marchitaba mi mente..."



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