(Pacto de Lobos)
Jaejoong empujó la puerta de la cabaña, su hogar por años, respira hondo recobrando el aliento. Las hojas de los árboles han entrado por las ventanas, y el aroma del bosque llena sus pulmones. Ya siente nostalgia. Vuelve a respirar profundamente para no dejar que las lágrimas bañen su rostro.
Jaejoong tiene la misma edad de Yunho y aunque no tiene la fuerza física del futuro líder, tiene mucho carácter.
De su fortaleza depende seguir en pie.
Guardó en su morral, carne seca, pan, miel y especies que se puedan conservar por algunos días, el muelle no está tan lejos., irá a la ciudad y buscará a un pariente.
Miró una última vez todo alrededor de la cabaña, muchos recuerdos se quedarán y otros se irán con él. Caminó hacia el lugar donde reposa el cuerpo de su madre, miles de hojas amarillas y ramas aromáticas de pino cubren su tumba. Se recostó un momento, a veces cree escuchar su aullido, correr veloz por el valle...su piel era brillante y tan suave. La extraña demasiado.
También anhela poder correr por el bosque, como ella, pero su lobo se niega a despertar.
Una mirada más a la que cabaña que fue su hogar por todos los años de su niñez, una respiración profunda y seguir adelante.
Una parte de su corazón se quedó en el bosque.
Lleva caminando algunas horas, está cansado, si pudiera transformarse podría correr y llegar pronto al muelle.
Una carreta de gitanos pasaba por ahí.
El hombre y la mujer se quedaron viéndolo y murmuraron—Se ve débil, mira esos brazos delgados, no, no pagarán demasiado por él.
De todos modos lo subieron a la carreta y Jaejoong no trató de escapar, tiene un plan.
Cerca del muelle se instalan muchas mercaderes, ofreciendo sus productos, telas, joyas falsas y un montón de baratijas...Hay mujeres danzando al ritmo de los panderos. Cuando la carreta se detiene para dar paso a un grupo de pastores, Jaejoong aprovecha de soltar y correr entre la gente, el hombre que lleva kilos de grasa en su barriga, trató de alcanzarlo pero el peso de su barriga es mayor. Jaejoong se escondió detrás de una pila de cajas, debe darse prisa el barco está por zarpar, las amarras están siendo elevadas...entonces corrió, tropezando, levantándose y volviendo a caer. Un marinero lo agarró del pantalón con suspensores, momento en que se produjo un altercado entre el gitano grasiento y otro marino que ya estaba soltando las amarras, providencial para Jaejoong quien se soltó del agarre del marino y corrió escondiéndose en el primer lugar donde pudo entrar, al camarote del capitán.
No tardó en ser descubierto...el barco ya había zarpado. El capitán frunce el ceño, lo agarra de la oreja y lleva a la cubierta ¡Quien dejó subir a este polizonte!
Más tarde
Jaejoong fue castigado y obligado a realizar trabajos forzados., por su contextura delgada aparenta debilidad, los otros marinos se burlan, pero la tenacidad del muchacho supera toda barrera. Por eso las tareas suman y siguen, de sol a sol...duerme en un rincón y apenas come un trozo de pan y agua.
Una mañana, Jaejoong acarreaba agua en un balde para limpiar la cubierta, fue cuando vio a una dama de mediana edad, apoyada en una de las barandas, mirando el mar y pareciendo que sus pensamientos vuelan alto, como las gaviotas y una punzada en su corazón lo hizo respirar profundamente, quiso verla de cerca, tiene un sutil parecido a su madre. Fue cuando dos marineros patearon el balde, derramando el agua...se burlan y patean el balde nuevamente.
La dama volteó la mirada y no lo pensó dos veces, intervino—No les da vergüenza, burlarse de un niño? me quejaré con el capitán.
Señora, dijo uno, fue el mismo capitán quien dio la orden.
Estoy segura que no se refería a esto, dijo ella, tomando la mano de Jaejoong...Quieres desayunar conmigo?
Al rato
Jaejoong mirando la mesa, saborea sus labios, ella ríe y lo insta a comer.
Viajas solo? Donde vas?
Jaejoong se golpea el pecho, para que la comida pase pronto—Voy a visitar a un familiar, logró contestar.
Ella alza una ceja—Viajas solo?
Si, señora...
Qué edad tienes?
Jaejoong la mira—Quince...
Ella sonríe, tengo un hijo de diez años.
Jaejoong suspiró—Debe ser feliz, digo, su hijo, ya que tiene una madre como usted.
Ella se quedó perpleja, casi al punto de la emoción—Donde está tu madre?
En ese momento el capitán se acercó, estaba molesto, agarró del brazo al muchacho, pero la dama lo protegió—Es mi invitado.
Debe pagar su pasaje...dijo entre dientes, debe aprender a respetar.
La dama contestó—Pagaré su pasaje y creo que es un muchacho bastante respetuoso. No sabemos las circunstancia que lo llevaron a cometer este acto,
El capitán se acerca y murmura algo al oído de ella—Querida, es mi barco y mi tripulación.
Ella—Será tu barco, tu tripulación. Yo soy tu esposa, y el muchacho es mi invitado.
El capitán respira profundamente, tratando de controlar su carácter. Siempre tan samaritana.
Más tarde ella buscó en uno de sus maletas, ropa nueva que llevaba para su hijo—Creo que te quedará bien, puesto que mi Max es bastante alto para su edad.
Cuando el barco atracó en el muelle...
Jaejoong agradeció la generosidad de la señora, y para no causarle más problemas con el capitán, decidió marcharse sin decir nada, dejando una rosa blanca que robó de un jarrón.
CONTINUAMOS...?
Estaba sufriendo por Jae cuando aparece una noble dama y le tiende la mano. Apenas tiene quince años, es un bebé, qué pecadito. Preciosa esta parte, gracias por ser tan linda y seguir la historia. Un abrazo!!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Ani, por seguir leyendo y comentando.
EliminarOmg!!! ya quiero leer la siguiente parte, me duele ver a jae sufrir 😭😭
ResponderEliminarMuchas gracias, Dia, por leer y comentar...
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