martes, 30 de noviembre de 2021

EL LARGO CAMINO HACIA EL AMOR 19

 Jung Yunho fuma un cigarrillo mientras las olas van quedando atrás y con ellas los papeles del divorcio. Hace semanas que se embarcó de regreso a Corea.

Una atractiva pasajera se acerca y sonríe—Te he visto fumar más de una cajetilla.

Yunho la mira un momento para volver la mirada al infinito mar.

—No soy buena compañía en este momento y en ningún otro, señorita.

Ella ríe—Comprendo, todos tenemos momentos de nostalgia por algo.

Yunho respira hondo—No tengo nostalgia de algo, más bien de alguien.

Ella alza las cejas—Debió ser una mujer fabulosa, para que un hombre fume su nombre en silencio.

Yunho ríe, ella también.

Luego en el bar del barco.

La misma mujer llega al lado de Yunho.

—Que casualidad

Yunho esboza una sonrisa y toma el último sorbo de licor.

Ella—Brinda por esa mujer? sin conocerla siento que la envidio.

Yunho sin mirarla—Señorita, no debe sentir envidia por ninguna mujer.

Ella sonríe victoriosa—Entonces me invitas un trago...

Yunho dejando el vaso en el mesón—Brindo por mi esposo. Ahora si me disculpa iré a descansar...solo.

—Esposo?

—Escuchó bien...

Ella alza una ceja—Un hombre fiel?

Un hombre arrepentido.

Debo entender que...

—No debe entender nada, señorita, ya no insista.


Ella hace una mueca, se dio por vencida por el apuesto hombre que la dejó sola en la barra del bar, pero inmediatamente fijó su mirada en otro atractivo hombre.

Junsu, esa señorita lo está mirando, dice al abogado Park, este hace una mueca—De oportunistas ya he tenido demasiado.

La mujer se acerca y mira a Junsu, mueve las pestañas de forma exagerada—Me invitas un trago, muchacho guapo?

Junsu tartamudea...

Yoochun—El muchacho está conmigo.

Toma su mana y se alejan dejando a la mujer confundida.

En uno de los cuartos...

No debió decir aquello, dice Junsu, dirán que nosotros (se sonroja)

Que dirán, pregunta Yoochun y sonríe ante el sonrojo de Junsu—Dirán que estamos enamorados.

Yoochun hace una mueca—Y que nos importa lo que digan los demás.

Junsu se encoje de hombros—Ya es tarde...

Yoochun—Piensas ir a algún lado, estamos en alta mar. A no ser que seas un delfín.

Junsu respira hondo—Se burla de mi?

Yoochun se acerca y comienza a desabotonar su camisa—Digamos que hay momentos que luego no se volverán a repetir., como este por ejemplo, podemos culpar al mar, a la luna...a la distancia o simplemente al aburrimiento.

Junsu estaba tan embriagado por las palabras del abogado que no comprendió, que eso era solo un momento entre tantos.

Señor Park, esto no es correcto, dice mientras los labios de Yoochun recorren su cuello, murmura, por que no es correcto?, Junsu gime, Yoochun lo mira—Somos adultos y sabemos lo que está sucediendo, no te obligo ni me obligas, cual es el problema?

Junsu respiró profundamente—El problema es que yo lo amo.

Yoochun quiso alejarse pero ya había comenzado un camino sin retorno.

Mientras en otro lugar.

Específicamente en alguna provincia de Japón.

Es un lugar tranquilo y parecen buenas personas...dice la Nana, Jaejoong cobija a Min y sale del cuarto, hay mucho por hacer, dice mirando todo alrededor. Adquirieron una modesta casa, para no llamar la atención. Estaremos bien mientras no nos busquen aquí, dijo, moviendo algunas cajas, la Nana sonríe_Será difícil que nos encuentren en ese lugar. Jaejoong respira hondo—Espero que así sea.

Bien, dice la Nana, haremos de esta casa un hogar tibio y agradable.

Jaejoong y su manía de mirar hacia afuera, esboza una sonrisa, será un bonito jardín en primavera, Min podrá jugar bajo la sombra de los árboles frutales. Y yo, dice la Nana, podré leer mis novelas.

Es más de medianoche y no puede dormir, es un hábito caminar por la pequeña sala, aunque esos días ya quedaron atrás, no puede dejar de sentirme melancólico. 

La voz de Min hace que limpie una rebelde lágrima que amenazaba  escapar. Lleva al niño a su cuarto y le narra una historia. Min lo mira—Cuando vendrá papá?

La pregunta desconcertó a Jaejoong, tal vez el niño escuchó alguna conversación con la Nana.

Esa no fue la primera ni la última vez que el pequeño Min preguntará por su padre. Pronto cumplirá seis años. Respira hondo, una pequeña mentira se vuelve cada día en una mentira mucho más grande.

Algunos días después.

El capitán regresó a corea y sin esperar más tiempo, abordó el primer tren hacia el pueblo pero no los encontró y no hubo nadie quien le diera alguna referencia del paradero del señorito Kim. Los cuidadores también se han ido.

Sintiéndose derrotado, Yunho se sentó en los escalones.

Algunas semanas después.

El Capitán Jung recorrió cada pueblo, cada región...pero sin resultado positivo. Además ha enviado hombres a los pueblos más aislados y difíciles de llegar. En algún lugar deben estar, dice, no pueden pasar inadvertidos, un hombre como Jaejoong destaca incluso entre las multitudes.

Mientras

Algunas historias ya se tejen sobre el atractivo hombre que llegó a vivir al pueblo, algunos dicen que se quedó viudo siendo muy joven, que su esposa era una princesa, y Min es el pequeño fruto de ese gran amor. No faltaron las jovencitas que se ofrecieron a cuidar al pequeño. Un niño tan pequeño y lindo necesita una madre, dicen mientras hacen el intento de coquetear con Jaejoong, este solamente sonríe, agradece el interés y cierra la puerta.

La Nana rueda los ojos—Muchachitas tontas.

Jaejoong arrendó un local donde pondrá a la venta, dulces y galletas, será una empresa pequeña, familiar y ve acostumbrándote a llamarme sobrino, está bien, tía? Dice a la Nana.

La Nana respira hondo, luego sonríe—Como usted diga, sobrino.

Jaejoong rueda los ojos.

Con entusiasmo salió al mercado a comprar lo necesario, para su negocio de dulces.

Son muchas cosas dijo el vendedor, prefiere que se lo enviemos a su casa? Jaejoong niega con la cabeza—No es necesario, además no vivo lejos de aquí.

El vendedor sonríe—Si ya lo sabemos, todo el pueblo habla de ustedes.

Jaejoong alza una ceja, el vendedor ríe—Dicen que eres de la nobleza.

Jaejoong parece no dar importancia.

El vendedor con aire coqueto—Es que no estamos acostumbrados a semejante belleza.

Jaejoong con total seriedad—Cuanto le debo?

El vendedor carraspea, comprendió que su intento de seducción no da resultado.

Camino a la casa, va notando la mirada de los caballeros al pasar, apura el paso, fue cuando casi tropieza pero los ingredientes que compró se volcaron al suelo, hace una mueca. Un caballero lo ayuda a recoger todo y se ofrece a llevarlo en su carruaje.

—No es necesario, caballero.

—Yo diría que si.

Le agradezco su ayuda pero no se tome atribuciones solo por haber recogido el saco de harina.

El caballero ríe, se quita el sombrero y se presenta—Tomohisa Yamashita... Yamapi para los amigos (dice mientras sacude el polvo de la harina de su pantalón)

Jaejoong alza una ceja—Una vez más le agradezco señor Tomohisa, hasta luego.

Eso quiere decir que nos veremos nuevamente?

Jaejoong rueda los ojos, y prefiere no contestar.

Al rato llega un carruaje, cosa que a ambos los alertó.

Luego

Jaejoong—Es usted impertinente.

Yamashita—Y usted es hermoso cuando se molesta (mira a la Nana), planean quedarse de manera definitiva?

Jaejoong—Tía, no respondas a desconocidos.

—No soy desconocido, soy Yamapi...

La Nana sonríe.

Usted es su tía?, pregunta acercándose a ella, puedo llamarla tía también? Ella se confunde y luego ríe de buena gana, Yamapi ríe también.

—Puedes llamarme Yamapi, tía.

Jaejoong rueda los ojos.

—Señor Tomohisa, le agradezco pero no vuelva a tomar atribuciones que no le corresponden.

Él ríe.

Por qué está sonriendo, pregunta Jaejoong con el ceño fruncido.

Nadie en el pueblo me llama así, Tamashita...es usted muy terco.

Y usted un atrevido, puede irse no quiero quitarle su tiempo.

Yamashita—Puede quitarme todo lo que quiera.

La Nana sonríe.

Mientras Yunho decidió hacer de la mansión la más hermosa de toda la comarca.

Ocurrió una mañana.

Park Yoochun debía enviar una información a otros de sus clientes, para ello fue hacia la oficina postal. El hombre que atiende es bastante locuaz, habla y habla—Ya casi nadie envía mensajes por correo, la tecnología llegó al pueblo.

Yoochun alza una ceja.

El hombre hace una mueca—Aquí cerca en el negocio de la otra calle, el vendedor de abarrotes instaló uno de esos aparatos extraños, un teléfono.

El abogado Park sonríe—He visto algunos.

El hombre se queja—Nada de románticos.

Yoochun ríe—Que tiene de romántico un código postal.

El hombre hace una mueca—Pues el señorito Kim que es un romántico empedernido, siempre envía,mejor dicho enviaba mensajes usando este antiguo método.

Park Yoochun, trata de no mostrarse ansioso—El señorito Kim es un buen amigo, no creo que use este método tan antiguo como usted mismo dice.

El hombre se molestó y para verificar su versión le muestra un comprobante—Véalo usted mismo.

Yoochun sostuvo el papel, sonríe.

El hombre alza una ceja—Usted también usa este método.

Yoochun ríe—Soy un hombre romántico.

Los días parecen pasar lentos y las noches son peores, la necesidad masculina a veces se hace insostenible, solo por eso, Jung Yunho acude al burdel...se sienta y mira el show, una bailarina con la ropa y peluca que alguna vez usó Lady Jeyuna, pero ninguna mujer tiene su gracia y sutiles movimientos.  Tal vez un trago o dos hagan su mente confundirse, mejor una botella y embriagarse.

Heechul ríe—Ninguna cortesana posee lo que ella poseía tan ardientemente escondido bajo su falda.

Yunho hace una mueca.

Heechul ríe—Puedo ser él o ella...

Suben al segundo piso.

Al rato...

Eres un idiota, dice, Heechul...recogiendo algunas monedas—Por lo menos pagas bien.

Yunho se quedó sentado al borde de la cama, estaba tan borracho que no pudo ni siquiera quitarse las botas. Tampoco pudo ni intentó tocar a Heechul. 

Aunque hubo otras noches en que la soledad cegó los sentidos, Yunho quiso refugiarse entre las sábanas de alguna ardiente muchacha.  Finalmente  desiste y camina por las empedradas calles, maldiciendo su estupidéz.

Mientras

Jaejoong golpea la puerta del cuarto de Min, se niega ir a la escuela. El profesor dice que es problemático y que se pelea constantemente con los demás niños.

Jaejoong se quedó esperando fuera del cuarto, hasta que la puerta se abre lentamente.

Min hace un puchero—Quiero a mi papá.

Jaejoong no supo que decir, otra mentira?, ya son demasiadas.

Una noche.

Min frunce el ceño, ve salir a Jaejoong con Yamashita, toma su juguete favorito y sale de la mansión sin ser visto.

Corre por el sendero, está asustado, pero tiene un fin en mente...cuando encuentre a su padre el capitán ya no volverá a tener miedo. Piensa, que tan lejos estará el mar.

Mientras tanto.

Yamashita y Jaejoong se han hecho amigos, con algunos tragos de más salen algunas verdades., como su fallida relación con el capitán Jung.

Yamashita intenta besarlo, pero, Jaejoong lo empuja, alejándolo—Lo siento, no puedo hacer esto.

Yamashita insiste, lo sujeta del brazo.

—Puedo darte todo, lo que quieras, todo lo que necesites. Escapa conmigo...

—Escapar, yo contigo?

—¡Él te está buscando y no tardará en encontrarte.

Jaejoong alza una ceja...

Yamashita, viaja constantemente y en uno de esos viajes, conoció, en una cantina a unos hombres, enviados por el capitán en busca de Jaejoong y Min.

Jaejoong frunce el ceño—Por qué no me lo dijiste antes.

Yamashita se quedó dormido de borracho.

—Idiota.

Cuando vuelve a la mansión, la Nana sale a su encuentro, está pálida y casi no puede hablar de la angustia.

—¡El niño escapó! (gritaba)

Jaejoong sintió que se congelaba por dentro, pero, lo encuentran sentado en una piedra al borde del camino, tan solo algunos metros de la casa.

Nana, dice Jaejoong, prepara el equipaje...solo lo necesario.

Ella alza las cejas.

Jaejoong colocando un abrigo a Min—Luego te explico.

Fue así que llegaron al andén y abordaron el último tren de medianoche.


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