martes, 30 de noviembre de 2021

EL LARGO CAMINO HACIA EL AMOR 10

 Algunos días después, cuando la tormenta parece retroceder y el sol comienza a derretir las escarchas. Un carruaje se detiene frente al pórtico. Jaejoong alza una ceja primero en señal de sorpresa, luego frunce el ceño.

—Que haces aquí, no eres bienvenido ¡vete por el mismo camino! no tienes ningún derecho de estar aquí.

El capitán hace una mueca, hace un gesto de fastidio—tengo todo el derecho, estoy en mi propiedad.

—Que disparate, nada es tuyo.

El capitán se acerca y le entrega una carpeta—según esto yo soy el único dueño, de todo.

Jaejoong arrojó los papeles al viento, ni siquiera los leyó. Vuelve a expulsar a Yunho de la propiedad, el capitán estaba perdiendo la paciencia cuando, Junsu baja del carruaje, estaba inquieto.

—¡La señora tiene contracciones, creo que el bebé llegará pronto!

Jaejoong no puede creer que haya llevado a su amante con él.

Yunho corre hacia el carruaje, mientras Junsu abre la puerta...la toma entre sus brazos y lleva a la mansión, Jaejoong se quedó sin fuerzas...luego.

Donde crees que vas, dice mirando a Yunho subir las escaleras.

Al cuarto principal, por supuesto, respondió el capitán.

—¡No, ese es el cuarto de mis padres!

Yunho lo mira con el entrecejo arrugado—¡mi hijo nacerá en las escaleras!

Jaejoong se espanta, llama a su nana—llévenla al cuarto de huéspedes.

La mujer se queja...

Jaejoong ayudó a la nana a preparar la cama y poner cubiertos limpios.

Pasaron largos minutos, horas y el niño se niega a nacer. No pueden ir por un medico, la ciudad ya estaba sitiada por tropas enemigas. Seria un error arriesgarse.

También habían llevado a la empleada, quien hace caso omiso a las ordenes que Jaejoong le daba, insiste en irrespetarlo, ocasión en que la nana interviene volteándole la cara de una cachetada y la envió a la cocina a hervir agua, que de algo sirva no solo para calentar el lecho del capitán.

Mientras la nana y la empleada están en el cuarto, Yunho camina de un lado a otro, Junsu le pregunta si desea algo, el capitán pide un trago...algo fuerte. Jaejoong permanece cerca de la ventana.

Luego a eso de la medianoche, el bebé decidió nacer.

Yunho al escucharlo llorar, ríe, y corre hacia el cuarto, Jaejoong lo siguió...se quedó un breve momento, viendo como su esposo abraza a la mujer—me has hecho el hombre más feliz.

Jaejoong sale de la habitación sin hacer ruido.

Después de limpiar al bebé, la nana quiso dejarlo en el pecho de su madre, pero esta lo rechazó.

Luego

Está sentado frente a la chimenea, el bebé llora, su madre no quiere alimentarlo...se escucha al capitán discutir con ella. Al rato baja con el bebé entre sus brazos. La nana calienta un poco de leche, pero el bebé sigue llorando. El capitán se lo entrega a la empleada, quizás el contacto de un pecho femenino lo calme, pero el niño sigue llorando, la nana hace una mueca, los niños saben cuando una zorra anda cerca.

Junsu trata de no reír.

No es hora para ironías, dice el capitán, tratando de calmar a su hijo.

La empleada que ya se estaba tomando atribuciones de más—señor, deje que esta mujer (indica a la nana) se encargue del niño, usted está cansado, deje que yo lo atienda.

Jaejoong se siente humillado, incluso en su propia casa.

—No es hora que te abras de piernas, muchachita...(dijo la nana) respeta a tu señora que yace en la cama, debes ir con ella.

Junsu ríe—lo siento.

Yunho frunce el ceño, luego mira a la sirvienta—ve con ella.

Jaejoong quien no había dicho nada, al ver al capitán ya desesperado...respira hondo, entonces toma al niño y lo mece, camina por toda la sala...tararea una canción de cuna y poco a poco el niño se calma, momento en que la nana le acerca un biberón.

Iré a revisar a la madre, seguro esa muchacha no tiene idea de nada, pero bien que sabe calentar a un hombre...(mira al capitán) desvergonzados.

Yunho hace una mueca—esa mujer, es una deslenguada...

Jaejoong sin dejar de mirar al bebé—te incomoda la verdad?

Junsu—yo, iré por más leña.

El capitán respira hondo, mira de reojo a Jaejoong quien acuna al pequeño Min, lo acaricia casi apenas rosando su pequeña frente, su pequeña nariz, su boquita. Eres un niño precioso. Duerme plácidamente en sus brazos.

Poco tiempo pasó para que el pequeño despertara con hambre, su madre lo rechaza nuevamente, y la leche en tarro ya escasea, la mujer tuvo la descabellada idea de buscar a una nodriza, ella no pretende estropear sus senos. Las discusiones entre ambos se hicieron más habituales.

Mientras Jaejoong descansa, es Junsu quien cuida al pequeño Min.

Cuando todos duermen, el capitán baja a respirar, está llegando a un nivel insoportable junto a esa mujer. Se quedó en las escalas, para bajar procurando no hacer ruidos. Jaejoong está dormido en la sala frente a la chimenea y el niño duerme en sobre su pecho, el capitán mira a su bebé para luego detenerse en las finas facciones de Jaejoong, recorriendo su cuerpo y un calor lo recorrió por dentro. El cuarto de la sirvienta siempre está abierto para recibirlo. Pero siempre lo mismo y más ahora que el objeto de sus deseos está tan cerca, tanto que siente más odio.

A la mañana siguiente se despertaron con el llanto de Min, su madre lo sigue rechazando, ella llama a la sirvienta para que se lleve al niño.

—Sus gritos no me dejan dormir.

Pero la sirvienta estaba ocupada en atender al capitán. Indignado Jaejoong irrumpe en el cuarto de servicio, los mira con infinito rencor.

Mientras te revuelcas con esta desvergonzada, tu hijo llora de hambre y tu "esposa" aún no termina de recuperarse, ¡que clase de persona eres!. Agarra del brazo a la sirvienta, que desnuda va a dar al pasillo, humillada. El capitán no tuvo argumentos para rebatir las palabras de Jaejoong.

Una tarde luego de alimentar al bebé que a cada diez minutos exige ser alimentado, come más que un regimiento, bromeaba la nana y cuando las discusiones subían de tono, Jaejoong se llevaba al pequeño a su cuarto, allí le canta y en otras ocasiones toca alguna suave melodía en el piano...Mientras el capitán sigue visitando el cuarto de la empleada. La nana cortó por lo sano, llevó a la sirvienta a su cuarto y así podrá vigilar a la desvergonzada, no es posible que ambos sean tan irrespetuosos. Llegó un momento en que la mujer al sentir que el capitán se está alejando de ella a causa de Min. Quiso cuidarlo y demostrar que es una buena madre, pero el niño ya estaba demasiado acostumbrado a los brazos de Jaejoong, tanto que llora cada vez que ella lo quiere acunar.

Una noche, mientras duerme junto a Min, sintió un peso sobre él, abre los ojos y ve al capitán, su mirada es distinta, lleno de deseo, Jaejoong trata de incorporarse, pero Yunho lo sujeta de las manos. Eres mi esposo, tienes obligaciones, me debes satisfacer, dice sin pudor ni vergüenza.

Jaejoong no puede creer que sea tan descarado.

—Respétame y respeta a tu hijo.

—Ese es el problema...?

Toma al niño y se lo lleva a Junsu para que lo cuide durante unas horas, dijo en tono sarcástico.

Al regresar, encontró la puerta cerrada con llave., golpeó sin resultados, maldijo y bajó a beber. Al tiempo que el niño comenzaba a llorar, y solo quedarse dormido al sentir la tibieza de Jaejoong.

Un día

Un hombre llegó con otros soldados al pórtico de la mansión, el capitán Jung habla con él, hace una mueca, mira hacia la entrada para ver a Jaejoong.

Al rato

El hombre era un oficial...le entregó una carta a Jaejoong y las pertenencias del teniente Shirota Yuu, quien había caído en el campo de batalla. Dijo que sus últimas palabras habían sido para él.

Lamento su pérdida, dijo el oficial, Jaejoong esboza una sonrisa—fue un buen amigo, el mejor.

Él me pidió de favor velar por usted, por su bienestar y seguridad, ahora que lo conozco renuevo mi voluntad de protegerlo, señorito Kim. (toma su mano y deposita un beso) se presenta...Coronel Daniel Henney, me pongo a su entera disposición.

Yunho carraspea, el oficial lo mira y sonríe—doy gracias a Dios que usted se encuentre también aquí, así me evitará hacer el recorrido hacia la ciudad (le entrega un papel, eran ordenes de sus superiores para que se embarque en breve).

El coronel Henney, habla con Jaejoong, le dice que será más seguro irse más al sur, allí hay un fuerte, una fortaleza que ni Dios podría derribarla. Pero él se negó. No así la mujer que exigió ser llevada.

Mientras esa mañana se preparar para partir, Jaejoong se sienta en el borde de su cama y lee las sentidas palabras de Shirota, no lloró...pero se sintió solo nuevamente. El capitán entra, sonríe de medio lado...

—Te quedaste sin amante.

Jaejoong voltea, el capitán le muestra la carta que Yuu había escrito el día siguiente de haber pasado la noche juntos.

—Vaya, vaya, me sorprendes, tanta dignidad que presumes y metes amantes a tu cama. (se acerca un poco) Encontré la cursi carta, junto a las otras que escribes dedicadas a mi, tanto amor y pasión. Me pregunto si debería hacerte el favor antes de irme con mi familia.

Jaejoong se acercó y quiso abofetearlo pero en vez de eso, lo besó, fue un beso brusco, exigente...apasionado tanto que al capitán se le despertaron todos los deseos y se quedó soportando una incómoda erección, cuando Jaejoong se salió del cuarto y tomó en sus brazos al pequeño Min, quizás sea la última vez que lo vea y siente que nuevamente el corazón se desgarra por dentro.

El capitán irónico—también lo besaste así, cuando se fue al campo de batalla, un beso tuyo y morir feliz...?

Jaejoong sonríe—a él le hice el amor.

Yunho arrugó el ceño, llamó a Junsu, este le entregó los papeles que habían quedado esparcidos afuera...estaban algo húmedos pero las partes importantes estaban en buen estado. Jaejoong lee y sus ojos se agrandan, el capitán no deja de sorprenderlo, de mala manera. Eres un canalla.

Como sea, dijo el capitán, cuando este conflicto termine, haré posesión de esta mansión y de todo lo que se encuentre dentro de ella.

No soy tu posesión, dijo Jaejoong a lo cual Yunho respondió entonces firma el divorcio y al regresar no te quiero ver aquí.

La mujer baja las escaleras, ayudada de la sirvienta y de Junsu...El capitán lleva al niño entre sus brazos.

Espera, pidió Jaejoong, se acerca a Min y colocó una cadenita de oro con una imagen sagrada.

El capitán alza una ceja—no soy creyente, lo sabes.

Jaejoong se encoje de hombros, como sea, estaré más tranquilo...solo te pido que lo protejas.

La mujer alza una ceja, lo que pides carece de sentido, somos sus padres es obvio que lo protegeremos, que atrevido.

Jaejoong se sintió estúpido.

Cuando la caravana ya se marcha...

Nana deberías ir con ellos, estarás segura...dijo Jaejoong, ella alza una ceja—me tendrá a su lado hasta el final de esta historia.

Hasta el final de esta historia...crees que tenga un final feliz?

—Doy mi alma que así será.

—No es una novela...

—Pero usted se encargará de escribir un bonito final a su propia historia.

Jaejoong sonríe, aunque su corazón se va con el pequeño Min.

El oficial, se detiene y antes de espolear a su brioso caballo, le dedica una solemne reverencia a Jaejoong.

La nana alza una ceja—ese guapo oficial se quedó prendado y no crea que no me di cuenta, el capitán arde como si hubiera caído al pozo del infierno.

Jaejoong hace una mueca—debes dejar de leer esas novelas.

La nana ríe—ni lo piense, si son de lo más instructivas.

Hace frío, dice la nana, iré a preparar una sopa caliente...éntrese señorito, el cielo se puso gris nuevamente y la noche será larga.

Jaejoong respira profundamente, y gira la cerradura de la puerta, como tratando de no dejar entrar la desolación.



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