viernes, 19 de agosto de 2022

PLENILUNIO 10

(Pacto de Lobos)


Yunho está inquieto, ignorando las miradas que lo recorren con descaro libidinoso. Camina buscando la fuente de esa esencia tan tentadora como deliciosa. Su lobo interior está despierto y exige ser liberado. Tae, que parece su sombra, lo sigue adonde vaya, parloteando sin parar, exagerando su actitud coqueta.

De pronto, el futuro líder encuentra lo que busca: sus ojos destellan, sus fosas nasales se ensanchan... el deseo le recorre el vientre bajo. Jaejoong está allí, tan espontáneo y desinhibido como siempre. Murmura algo al oído de otro hombre; ambos ríen y brindan por lo que seguramente será una noche ardiente, moviéndose al ritmo cadencioso de la música.

Yunho empieza a impacientarse. Sabe que no tiene derecho a reclamar nada... pero su lobo no entiende de razones. Por eso trata de responder a los descarados estímulos de Tae.

Jaejoong ríe ante las palabras encendidas del hombre que lo acompaña, prometiéndole una noche inolvidable bajo la luz de la luna. De pronto, otro intenta llamar su atención, provocando un altercado que Yoochun se encarga de enfriar antes de que terminen destrozando el lugar.

Yunho frunce el ceño. Si él estuviera con Jaejoong, ningún hombre —ni humano ni lobo idiota— se atrevería a mirarlo. Todos sus encantos serían solo suyos.

Tae alza las cejas, nota la tensión de Yunho y, antes de que se distraiga con otro, empieza a moverse sensualmente al ritmo de la música.

—Lo siento —dice Yoochun, sonriendo—, espanté a tus pretendientes... Eso es lo que provocas, amigo. Míralos: te devoran con la mirada, tienes de dónde escoger. Y si ninguno cumple tus expectativas, ya sabes... somos amigos —ríe—. Ignora al cretino y a su mascota.

Jaejoong esboza una sonrisa. Mientras tanto, Yunho baila, demostrando que en la pista —y en cualquier otro escenario— sabe moverse a la perfección, sobre todo cuando se trata de amantes. Sonríe mientras atrae a Tae con fuerza, sus movimientos se vuelven cada vez más provocativos, lanzando fugaces miradas a Jaejoong.

—Es un idiota —murmura Yoochun—. No podrá apagar esa calentura con otro. Ya veré cómo le quito esa sonrisa cínica.

Jaejoong toma su chaqueta y sale a la calle. Tantas feromonas de hombres lobo lo tienen mareado y verlo con otro es demasiado. Lo superaré, se promete, aunque sabe que tomará tiempo. Respira hondo mientras enciende un cigarrillo; la brisa de la noche se lleva el humo, y con él, los suspiros de Jaejoong. Ve a Tae subirse a la camioneta de Yunho, que parte en dirección al bosque.

—Lo siento —dice Yoochun, siguiéndolo—, solo quería que te divirtieras.

Jaejoong sonríe amargamente.

—Esas pequeñas muestras de lo que siente por mí solo me hacen replantear mis propios sentimientos. Su cobardía es más grande que el amor que aún me tiene, y eso es peor.

Yoochun se queda perplejo. Jaejoong lo mira.

—Solo digo que... necesito un hombre a mi lado. Y, por lo visto, Yunho no es quien yo creía.

Yoochun alza una ceja.

—¿Y la pasión? No podrás resistir mucho tiempo...

Jaejoong sonríe con picardía.

—No olvides que soy medio humano. Puedo resistir eso y mucho más. Pero, ¿quién dijo que me resistiré a las pasiones de otro hombre?

Yoochun ríe aliviado y, dándole un golpecito en la espalda, lo invita a tomar otro trago.


Algunas horas después

—¿Aún despierto? —pregunta Yunho al ver a Junsu en la sala.

—Pues yo pregunto: ¿Tan pronto de regreso? Estamos en la previa de la temporada de apareamiento y mi hermano está en casa... ¿Ya te aburriste de tu sombra?

Yunho sonríe de medio lado.

—Solo vine a cambiarme. Estoy pegajoso.

Junsu hace un gesto de asco. Yunho ríe y sube a bañarse. Bajo el agua que recorre su cuerpo tonificado, basta pensar en Jaejoong para que su lobo reaccione. Apoya la frente contra la pared y respira profundo. Da gracias por no haberlo marcado; de lo contrario, estaría perdido. Por ahora, Tae ha calmado sus deseos. Golpea la pared. Es necesario seguir engañándose.


A la mañana siguiente

—Si sigues caminando de ida y vuelta, vas a abrir un forado en la alfombra —dice Yunho a su padre.

—Tenemos problemas —responde el señor Jung, sin rodeos.

Yunho ni se inmuta.

—Si se trata de Soo, no te preocupes. Lo tengo vigilado. Siempre está husmeando algo... supongo que tú también.

El señor Jung resopla. Dejará el asunto del supuesto hijo del príncipe Han para otro momento. Hay algo más urgente.

—Hay un sujeto que, según mis informantes, está interesado en nuestras tierras.

Yunho arquea una ceja.

—Muchos han querido estas tierras, y bien sabes correrlos —dice, divertido.

—Esta vez es distinto.

—¿Por qué?

El señor Jung carraspea, toma una copa de vino.

—Es un hombre poderoso. Muy poderoso.

Yunho lo observa, intrigado. Su padre oculta algo. Sonríe: hay demasiados secretos, pero todos terminarán saliendo a la luz.

—Quiero que lo sigas. Averigua sus intenciones. Si son rumores o si realmente pretende apoderarse de lo que nos pertenece —dice el señor Jung, entregándole un sobre con información.

—¿Y después?

Su padre arruga el ceño.

—Defenderemos lo que es nuestro, como siempre: con sangre y sudor, si es necesario.


Mientras tanto, Junsu visita al anciano

—El destino ya echó a correr —dice el viejo con una sonrisa.

—¿Qué quiere decir? —pregunta Junsu, intrigado.

El anciano se encoge de hombros.

—Las piedras no me dicen más. Solo sé que las piezas empiezan a encajar y una gran verdad saldrá a la luz.

Junsu parpadea. El anciano tose; Junsu le alcanza un vaso de agua de hierbas y lo ayuda a beber. Mientras descansa, Junsu se pregunta quién es realmente ese hombre. Nadie lo sabe. Una vez quiso preguntar a su padre, pero el señor Jung lo miró de tal forma que retrocedió sin atreverse.

Cuando el anciano despierta...

—Huele bien...

Junsu sonríe.

—Le preparé sopa de pollo.

El anciano arquea una ceja. Sabe que Junsu es curioso.

—No tengo todas las respuestas, jovencito. Quizá esa sea la mayor magia: dejarse sorprender por el destino.

—¿Cómo llegó a este valle? ¿Tiene familia? —insiste Junsu—. Supongo que hijos, nietos...

El anciano deja de comer.

—Se hace tarde... tengo sueño.

Junsu suspira. El anciano respira hondo.

—Mi memoria es frágil. A veces siento que tengo un nieto... pero no recuerdo su nombre.

Junsu sonríe.

—Trate de recordarlo y le prometo que lo buscaré.


En otro lugar

Un hombre elegante se observa en el espejo, acomoda su corbata. El mayordomo entra.

—Está de buen humor, señor... ¿Quiere el desayuno en la sala o en la terraza?

El hombre sonríe.

—Hoy tomaré café en un pintoresco lugar del centro.

El mayordomo alza una ceja.

—¿Usted, en un lugar pintoresco? Sospecho que tiene otra intención.

El hombre sonríe y sale sin responder.


Esa mañana

Tae, con un tono infantil, recorre el pecho de Yunho con un dedo.

—Quédate conmigo. Te mimaré de mil maneras...

Yunho sonríe, aparta su mano y se abotona la camisa.

—Tengo deberes que cumplir. Pero créeme, con gusto me quedaría contigo —siente un pinchazo en el estómago. Su lobo no está de acuerdo.

Tae, con cara de cordero degollado, logra que Yunho lo lleve con él. Pronto se aburre mientras Yunho habla de negocios con otros hombres, luego encarga a un misterioso contacto investigar al hombre que amenaza sus tierras.

Jaejoong hace muecas mientras el dueño del local lo regaña, recordándole sus torpezas pasadas: la bandeja caída, la botella derramada sobre un cliente difícil.

—Te lo descontaré del sueldo. Y la próxima vez quedas despedido... a menos que aceptes mis otros requerimientos —dice en voz baja.

Jaejoong toma una bandeja. Por un segundo quiso golpearlo, pero respira hondo y va a atender a una pareja. Se detiene. Es demasiado tarde para retroceder. Abre su libreta.

—¿Qué se van a servir?

Tae arquea una ceja y sonríe con burla.

—Recítame el menú.

Jaejoong le señala el menú frente a sus narices.

Yunho carraspea y pide un café.

Tae insiste.

—Te he visto antes. Eres el mestizo, ¿verdad? Se habló mucho de ti en el campamento... No hueles como uno de nosotros.

Yunho lo fulmina con la mirada. Jaejoong sonríe, cortante.

—Me alegro de no oler a perro mojado.

Tae se pone de pie. Jaejoong no se inmuta.

—Basta —dice Yunho.

Jaejoong, sin mirarlo siquiera, espeta:

—Haz el favor de llevarte a tu mascota.

Tae va a responder, pero Yunho lo toma de la mano.

—Vamos a un lugar más privado.

Tae sonríe. Jaejoong respira hondo cuando se marchan. No puede evitar pensar que, en otras circunstancias, Yunho y él... No, se dice. No puede dejarse llevar por ilusiones. Un cobarde que niega sus sentimientos siempre será un cobarde, aunque sea un gran líder.

Qué contradictorio.


Cuando el hombre elegante está por llegar a la cafetería donde trabaja Jaejoong, recibe una llamada urgente. Suspira: dejará ese café para después.

Esa noche, Jaejoong hace doble turno. Pasada la medianoche, los demás se han ido. Solo queda sacar las bolsas de basura por la parte trasera. Hace una mueca: parece una escena de película de terror. Cierra el local y camina hacia el estacionamiento. Antes de llegar, cuatro tipos borrachos lo rodean.

—Qué suerte... cayó un angelito.

Jaejoong respira hondo y los enfrenta. Los hombres se miran y ríen.

—Si ya terminaron de reírse, pueden largarse.

La invitación no es bien recibida. ¿Qué puede hacer contra cuatro tipos con esa mirada sucia? Podría correr, como cuando era más joven. Pero la luna se asoma tras las nubes y un hormigueo recorre su cuerpo. Siente pinchazos en las encías; su visión se vuelve borrosa. Dos de los hombres se lanzan, pero los derriba con facilidad. El esfuerzo, sin embargo, es demasiado para quien apenas empieza a despertar su instinto animal.


Horas después

Despierta sobre un colchón mullido, cubierto de sábanas de seda. Pestañea, tratando de recordar.

—Buenos días, señorito. ¿Durmió bien? —pregunta un hombre elegante.

Jaejoong intenta salir de su confusión. El hombre sonríe.

—Permítame presentarme —dice, haciendo una leve reverencia—. Soy Min Jun, mayordomo del señor Kang... quien anoche lo salvó heroicamente de cuatro sujetos a los que, por cierto, usted dejó bastante maltrechos —sonríe.

—¿Kang? —repitió Jaejoong, confundido.

—Kang Dae, el poderoso —dice Min Jun, arqueando una ceja—. ¿No ha oído hablar de él?

En ese momento, la puerta se abre.

—Te esperaré abajo para desayunar juntos. Seguro tienes mil preguntas en esa linda cabecita —dice Kang Dae, sonriendo.

Luego mira a Min Jun.

—Y deja de llamarme el poderoso.

El joven se encoge de hombros.

—Es lo que significa su nombre.

—Y supongo que Min Jun significa tonto —replica Kang.

El mayordomo hace una mueca.

—Significa amable, inteligente y guapo.

Jaejoong los observa.

—¿Son pareja? —pregunta.

Min Jun casi se atraganta.

—¡No, que Dios me libre!

Kang Dae rueda los ojos.

—Ni siquiera mi mayordomo me respeta.

Jaejoong sonríe.

—Min Jun dijo que me defendiste de esos idiotas —dice.

Kang Dae sirve café en una taza de porcelana fina.

—¿Té o café?

—Café, por favor.

—Verás —dice Kang—, esa mañana tenía toda la intención de ir a verte, pero unos asuntos no tan importantes como tú me retuvieron. Por suerte, tuve el pálpito de pasar por esa calle. Vi cómo derribaste a dos y te desvaneciste. Antes de que pudieran tocarte un cabello, los reduje así —chasquea los dedos.

Min Jun rueda los ojos.


Horas después

El líder Jung camina furioso por la sala, mirando su reloj. Gruñe. Yunho respira hondo: también está molesto. Se suponía que tendrían una cita de negocios con un importante inversionista extranjero, pero la canceló por motivos personales.


En otro lugar

Jaejoong respira profundo mientras Kang Dae ajusta su cinturón de seguridad.

—¿Mareado? —pregunta Kang.

—Un poco —admite Jaejoong.

Kang sonríe, tranquilo.

—Es normal la primera vez. Aunque, cada vez que lo hagamos, lo sentirás más profundo... En mis brazos no tienes nada que temer.

Jaejoong sonríe, nervioso. El vértigo, las cosquillas y el miedo de arrojarse al vacío se mezclan en un grito casi orgásmico.

Más tarde, Jaejoong camina con las piernas temblorosas. Sonríe, avergonzado.

—Nunca en mi vida había hecho algo así... Es pura adrenalina.

Kang Dae sonríe, voz grave y seductora.

—Conmigo aprenderás a conocer las sensaciones más deliciosas.


...

2 comentarios:

  1. Amo esta historia, tiene muy buena trama!!! Kira, gracias por seguir con historias de yunjae, ya casi no hay, creo que las estamos perdiendo... Yo sigo fiel, reconozco que he estado leyendo del woosan, una pareja de Ateez que me encanta. Pero mientras escribas, ahí estaré contigo, yunjae fue mi primer y seguirá siendo mi ship favorito!!! Gracias por actualizar!!! Un gran abrazo!!!

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    1. Muchas gracias por seguir leyendo y comentando. Para ser sincera he pensado en cerrar este y los otros blogs, por lo mismo, ya no hay tantas lectoras y siento que los blogs están muriendo poco a poco. Pero mientras existan personas, que quieran seguir leyendo... Yo no tomaré una decisión tan radical. Y me da mucha tristeza... Ayer mismo estuve viendo algunos videos YunJae, que lejanos se sienten esos momentos. Tengo una cuenta en wattpad donde he subido algunas de las historias de estos blogs., pero también siento que ya se están alejando. Y por último, YunJae ha sido mi primer y única pareja favorita, para mí no hay más. Una vez más te agradezco.

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