martes, 29 de septiembre de 2020

PASIÓN PECAMINOSA 1


Año de Nuestro Señor...

Época de pruebas y sacrificios enviados por el Altísimo, para reunir a sus ovejas descarriadas al rebaño bendito, es lo que decían los sacerdotes. ¡Apártense del pecado! Decían con entusiasmo, ¡Apártense de la avaricia! Y del peor pecado de todos...¡Lujuria!.

Sean caritativos con los más humildes, rezaban con fervor.

Nadie puede poseer más riquezas que Dios en el cielo, por eso las pudientes familias donaban caritativas y suculentas donaciones a las iglesias y con ello aseguraban una habitación de oro para el día del juicio final.

Algunos aseguraban su bienestar económico y espiritual al ofrecer a uno de sus hijos a la iglesia, lo cual a través de los años se convirtió en una tradición, muy bien vista por los clérigos.

Soñaban con que sus hijos alcanzaran la santidad convertidos en papas...y bien saben los más cercanos al vaticano, es que al actual papa le encantan los muchachitos, los seminaristas y novicios.

La peste desoló a varias villas, muchos caminaron hasta las puertas del monasterio las cuales no se abrieron. Indigentes, sucios y hambrientos no tienen lugar en aquel sagrado recinto.

La peste pasó, dejando sollozos que aún se escuchan en noches de luna llena.

Se comenzó a rumorear que una bruja habitaba en una cabaña en medio del bosque, era simplemente una curandera, que con hierbas e infusiones pudo alejar la fiebre de algunos contagiados, y con ellos sanaban de forma casi milagrosa, pero los sacerdotes no estaban de acuerdo y la tildaron de bruja...Así comenzó una cacería de brujas inexistentes.

Todo aquel o aquella que llevara una vida licenciosa alejada de los paradigmas de Dios y la iglesia, eran considerados impuros, indignos...algunos corrieron la misma suerte de las brujas.

Pero las casas de citas, burdeles y otros antros, al pagar un elevado diezmo hacía que los sacerdotes, se convirtieran en sordos y mudos. Además que muchos de ellos disfrutaban de los placeres pecaminosos de esos lugares. Simplemente ofrecían sus cuerpos en son a la salvación de esas almas impuras.

Un sacerdote puritano, envió una serie de epístolas al vaticano, comunicando los hechos impuros de aquella comarca.

El santo padre, no pudo concebir la idea de tanto pecado...mucho menos tanto oro abarrotado en las arcas de las iglesias. Entonces concluyó en dos importantes ordenanzas.

Primero, el cincuenta por ciento del oro, debería ser enviado a las arcas del vaticano...para limpiar el precioso metal de esa carga negativa y segundo un grupo de sacerdotes del "Santo Oficio" serían enviados a investigar los casos de brujería.

Estos nombrados "Santos Varones" se aprovecharon de sus investiduras, y tomaron a las jóvenes prostitutas de los burdeles., en un acto de conversión.

Sucedió que en ese entonces, cuando la paz parecía establecerse...y no hubo más denuncias de brujerías, una pareja de castas distintas se enamoraron y cedieron al pecado lujurioso de su amor. No podía haber más diferencias entre ellos...Ella una joven noble, única heredera de una cuantiosa fortuna y él un actor de un teatro itinerante que estaba de paso por la comarca.

La pasión duró lo que tuvo que durar.  Después de algunos encuentros furtivos, él se fue al amanecer.

De esta relación nació un niño, blanco y puro como la luna...hermoso como la primera luz de la mañana.

La madre murió al poco de dar a luz.

La única familia del pequeño era una tía, aun joven y hermosa...Fingió estar devastada, pero en realidad estaba feliz, al morir su sobrina, toda la herencia y los títulos nobiliarios pasarán a ella, pero había un pequeño problema...un niño recién nacido.

Entonces,  ella como única familia... lo ofreció a la iglesia, como una ofrenda por el pecado de su sobrina.


El pequeño niño, creció bajo las estrictas enseñanzas de los sacerdotes...era muy pequeño pero recuerda entre cortinas de tinieblas,  entre sus sueños, la cara del sacerdote mayor, siempre mirándolo y acariciándolo. Una caricia que nunca pasó más allá de su vientre. Tal vez porque era una caricia inocente o porque el  cura era demasiado viejo. Pero lo cierto es que un niño mayor, siempre estuvo cerca, cuidándolo y protegiéndolo de los hábitos de algunos sacerdotes.

Sucedió una noche...

El anciano sacerdote llevó al pequeño a su celda...los viejos hábitos mueren cuando la bestia muere., fue lo que pensó el muchacho mayor.

A la mañana siguiente, encontraron al anciano desangrado sobre la cama.

El pequeño estaba en el jardín, mirando la luna mientras abrazaba sus piernas. Nadie hizo preguntas, todos saben la respuesta. Es mejor no indagar.

Desde entonces no pronunció ninguna palabra...y se erizaba como gato montés cuando un sacerdote se acercaba demasiado a él. Nunca  supo quien fue su salvador., aquel niño que escapó esa noche, pero pronto fue capturado y enviado a un orfanato, lo cual era peor que ir a prisión.



(Espero que este breve capítulo despierte el interés por seguir leyendo, agradecería que comenten)


4 comentarios:

  1. Muy intrigada, creo que me estoy enganchando a la historia. Gracias!!!

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    1. MUCHAS GRACIAS POR LEER Y TENER LA AMABILIDAD DE COMENTAR.

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  2. Wow... Si me. Interesó... Ojala sigan pronto las actualizaciones. Gracias x la historia

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    1. Gracias por leer y comentar...habrá actualizaciones siempre y cuando vea el interés de las lectoras.

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