En una cabaña, cerca del bar
Yunho observa a Jaejoong mientras duerme. Aún no termina de asimilar todo lo sucedido, pero no se arrepiente. ¿Cómo podría? Es la primera vez que se siente verdaderamente satisfecho. Sonríe: su lobo querrá más y más de la dulce rudeza de su compañero.
—¿Me vas a mirar hasta el amanecer sin hacer nada? —pregunta Jaejoong, sonriendo con picardía.
Yunho le responde con otra sonrisa y se inclina, dispuesto a darle placer. Pero Jaejoong salta de pronto de la cama.
—¡Rayos! Me olvidé completamente de Yoochun —dice, levantándose de golpe.
Yunho lo empuja de nuevo contra el colchón, sujetándole los brazos con fuerza. Frunce el ceño.
—¿Quién es ese tal Yoochun? —espeta—. ¿Por qué te preocupa tanto? ¿Es tu amante?
Jaejoong rueda los ojos. Aunque la situación lo excita —porque sabe que enfurecer a Yunho asegura sexo duro— respira hondo y contesta.
—Es mi amigo. ¿Has visto mi celular?
—¡Quieres salirte de la cama para correr a su lado! —gruñe Yunho, casi transformado por los celos.
—Tú eres mi compañero —responde Jaejoong, implacable—. Mi amante. ¿Por qué dudas?
Yunho camina por la habitación, inquieto, intentando no dejarse arrastrar por su propia fiereza. La atracción que siente se desborda por cada poro de su piel. Pensar en la mínima posibilidad de que Jaejoong tenga otro lo consume de celos. Golpea la pared.
—¿Cuántos? —espeta de pronto—. ¡¿Cuántos?!
Jaejoong arquea una ceja, divertido.
—Cachorro… acabamos de reencontrarnos y ya te crees mi dueño.
Yunho resopla, furioso.
—Soy tu compañero.
—Y me encanta que sea así —sonríe Jaejoong, provocador—. Pero no soy tu esclavo.
Los ojos de Yunho se tornan amarillos. La transformación es instantánea. Salta por la ventana sin mirar atrás.
—¡Regresa, tenemos que hablar! —grita Jaejoong. Quiso seguirlo, pero sabe que nunca podría darle alcance. Suspira, sonríe—. Cachorro tonto…
Encuentra su celular, comprado con su primera paga. Llama a Yoochun.
—Me quedaré unas horas más. No te preocupes por mí.
—No estoy preocupado —responde Yoochun, enredado entre sábanas ajenas.
Jaejoong ríe.
Después de caminar un buen rato, Jaejoong se detiene. El bosque no es tan extenso, pero Yunho aún no regresa.
—Cachorro tonto —murmura de nuevo.
Entonces escucha ramas quebrándose. Sonríe… pero su expresión se congela al percibir un olor desagradable. Se da vuelta.
—Salí a cazar y mira lo que el bosque me tiene preparado —dice un cazador. Lleva dos conejos colgando del cinto, una escopeta al hombro y una botella en la mano.
Jaejoong retrocede, tenso.
—No temas, bonito. Podemos pasarla bien juntos…
—Te advierto: aléjate ahora —le gruñe Jaejoong.
—¿Ah, sí? —se burla el cazador, dando un paso adelante mientras se desabrocha el cinturón—. ¿Vas a rasguñarme con esas uñas tan lindas?
Cuando se lanza para golpearlo, Jaejoong se dispone a darle un rodillazo entre las piernas… pero Yunho aparece de la nada. Lo toma del cuello y lo estrella contra un árbol. Luego lo azota contra el suelo. Las hojas saltan con el golpe.
—No eres más que un humano insignificante —escupe Yunho. Lo levanta de nuevo y lo estrella otra vez contra el tronco.
Jaejoong interviene antes de que lo mate.
—Ya, déjalo ir. Mira, el idiota ya se hizo en los pantalones —dice, tomando la mano de Yunho y llevándola a su boca, lamiéndole los dedos—. Gasta esa energía en algo más… placentero para los dos.
Yunho lo atrapa y lo besa con tal pasión que olvida al cazador, que se arrastra hasta la carretera.
Mientras tanto
En la mansión Jung, el líder camina de un lado a otro del despacho, mirando un informe sobre la mesa.
—¿Están seguros de que esta información es confiable?
—Se lo aseguramos, señor. Cada palabra es cierta. El príncipe Han tuvo un hijo con una mujer lobo de este clan.
—¿Quién es ella?
—No lo sabemos aún, señor.
—¡Entonces salgan y encuentren un nombre! Y cuando lo tengan… —sonríe con frialdad— encontraremos al hijo.
—Sí, señor.
—Y traigan una fotografía del príncipe.
Los hombres se miran entre sí. Saben que Han evitó siempre ser retratado. Son pocas las fotos existentes, y solía usar nombres falsos y disfraces.
El líder Jung respira hondo. Si descubre quién es el hijo del príncipe Han, todo podría cambiar. No debería importarle… pero siendo hijo de una loba de su clan, nada es igual. Un lobo con sangre real corriendo por sus venas podría convertirse en un rival. Resopla. Si fuese mujer, pensó con amargura, seguro caería rendida ante Yunho. Maldición. Golpea el escritorio. Nadie más que Yunho debe liderar todos los clanes.
Entonces una idea descabellada cruza su mente.
—¡Imposible! —exclama.
Soo entra sin anunciarse y alza una ceja al ver al líder ocultando la carpeta.
Mientras
Un carruaje se interna en callejones miserables, habitados por delincuentes y policías renegados. Una ironía: ambos lados de la ley conviviendo en la misma podredumbre.
El cochero frena frente a un edificio.
—¿Está segura, lady Hana, de querer hablar con ese sujeto?
Ella baja del carruaje.
—No te preocupes. No tardaré.
Camina por un pasillo mugroso, revisa el número escrito en un papel y da tres golpes suaves. La puerta se abre. Un hombre la observa de arriba abajo, sonríe con descaro.
—Una dama tan delicada en mi cuarto… tentador.
Ella respira hondo, aparentando seguridad.
—Señor, me dijeron que es el mejor rastreador de la ciudad.
—Le dijeron bien —dice, echándose un trago de una botella—. Aunque olvidaron decirle que soy un peligro para la sociedad.
—Necesito al mejor hombre.
El rastreador sonríe de medio lado.
—Diga y hago lo que quiera… o puede hacer conmigo lo que desee —se burla, riendo.
—Necesito que encuentre a alguien por mí.
—Por usted, bella dama, soy capaz de sacar al diablo del infierno.
—Quiero encontrar a mi sobrino.
—¿Un mocoso rebelde que huyó de su rica familia?
—No, señor… ni siquiera lo conozco. Es hijo de mi hermano.
El hombre alza una ceja y ríe.
—Así que el testarudo de Han tuvo un hijo.
—Sé que usted y Han fueron amigos.
—Los mejores.
—¿Me ayudará?
—¿Qué gano yo encontrando al pequeño príncipe?
—De hecho, ya debe tener veinte años.
El hombre resopla.
—Dejó pasar mucho tiempo para buscarlo.
—Me enteré hace pocos años. Desde entonces no he parado, pero… he sido cobarde.
—No tiene nada de cobarde, lady Hana. Vino hasta aquí… eso es valor.
—No necesito halagos. Mi sobrino nació en territorio Jung. Seguro ha oído hablar de ellos.
El rastreador se queda mudo. Bebe otro trago.
—¿Quiere beber? No tengo copas de cristal —se burla.
Ella niega con la cabeza.
—Pida lo que quiera.
—¿No hay un detective noble para este trabajo?
—Necesito confiar. Los nobles están aliados a mi hermano Neul. Él se niega a buscarlo.
—¿Y su esposo? No quiero problemas con el afamado capitán.
Ella hace una mueca amarga.
—Supongo que mi esposo está ocupado divirtiéndose en algún puerto.
Mientras en el bosque
—¿Por qué saliste de la cabaña? —gruñe Yunho.
—Si no hubieras saltado por la ventana como un cachorro amurrado, no habría tenido que salir a buscarte —responde Jaejoong.
Yunho suspira y guarda silencio.
Jaejoong lo observa de reojo, travieso.
—Cuando agarraste al cazador del cuello… fue lo más sexy que he visto. Pensé en lo que se sentiría ser azotado por ti.
Yunho no puede evitar sonreír. En un parpadeo tiene a Jaejoong atrapado entre el tronco de un árbol y su cuerpo.
—Este tronco es muy duro —se queja Jaejoong, con una sonrisita libidinosa.
A Jaejoong le encanta sentir la fiereza de Yunho. Yunho lame, muerde, reclama. Quiere dejar claro quién manda.
—Tienes el control —jadea Jaejoong—. Por ahora…
—Te castigaré. Deliciosamente —ronronea Yunho, apretando su erección.
Jaejoong gime.
—Si tus castigos serán así, soy culpable.
Yunho sonríe. A pesar del caos en su mente, Jaejoong lo hace sentir algo que jamás había sentido: cada roce, cada beso, cada gemido lo vuelve adicto.
Verlo arrodillarse, sonreír como un niño travieso. Sentir su boca húmeda y caliente envolviendo su miembro… Yunho muerde sus propios labios para no gritar su nombre. La visión de Jaejoong con restos de su esencia lo hace rugir de placer.
Jaejoong suspira. Tal vez ha llegado el momento de ser reclamado… lo cree al sentir el aliento de Yunho en su cuello. Pero cuando están cerca del clímax, Yunho lo empuja, liberando su placer con violencia, sin marcarlo.
Yunho se recuesta a su lado, en silencio.
—¿Estás bien? —pregunta Jaejoong, decepcionado.
Yunho resopla y se sienta, perturbado. Piensa en su padre, en el futuro del clan, en la decepción que sería para él estar con quien considera inferior.
—¿Me reclamarás? —pregunta Jaejoong.
Yunho se pone nervioso, carraspea y se sube el pantalón.
—Necesito… beber algo.
—Pues yo ya estoy satisfecho —replica Jaejoong, cruzando los brazos.
Yunho respira hondo. Necesita irse o volverá a lanzarse sobre él.
Cuando llegan al bar, Yunho se detiene al ver a hombres del clan.
Jaejoong sonríe, dolido.
—Cuando pongas en orden tu mente, sentimientos y prioridades… me buscas. Cuando dejes de avergonzarte de estar con un mestizo.
—¿De qué hablas?
—Ni siquiera me has preguntado dónde vivo, qué hice en estos cinco años… no me has pedido volver a verme. No me reclamaste. Dices que soy tu compañero… y, sin embargo, ahora soy yo el confundido —dice Jaejoong, subiendo a la camioneta de Yoochun.
Jaejoong lo observa por el retrovisor mientras se alejan. Yunho queda parado en medio del camino, viéndolo irse.
—Tal vez sea por mi mitad humana que su lobo no quiere reclamarme —dice Jaejoong, mirando la carretera—. Suma mi sangre impura y que su padre me odia…
Yoochun hace una mueca.
—No te culpes, ni a tu perezoso lobo —sonríe—. Eres tanto o más lobo que cualquiera de nosotros.
Jaejoong resopla.
—Un medio lobo… sangre impura… que tal vez nunca se transforme. Gracias por animarme —dice con sarcasmo.
Yoochun lo mira de reojo y sonríe.
—Cuando hace falta, soy sincero.
Jaejoong lo observa, intrigado.
—¿Acaso sabes algo que yo no?
Yoochun suelta una carcajada.
—Ya sé lo que estás pensando.
—¿Ah, sí? —dice Jaejoong, arqueando una ceja.
—Por supuesto. Mente sucia.
Ambos ríen. De pronto, una camioneta los sobrepasa y se cruza en su camino. Yoochun resopla.
—¿Y ahora qué?
Yunho se baja. Jaejoong también. No hay palabras. Yunho lo atrae hacia sí, lo abraza.
—Tengamos una cita.
Jaejoong lo mira, dudando.
—¿Estás seguro de eso?
—Mi mente es un caos —admite Yunho, sonriendo—. Pero estoy seguro de algo: quiero estar contigo. Solo dame tiempo para hablar con mi padre.
Acordaron encontrarse en el bosque, en la próxima luna llena.
Días después
Jaejoong sonríe sin motivo cada vez que piensa en Yunho. Un día más y volverán a verse.
Mientras tanto, en la mansión Jung, se escuchan los gritos del líder, que hace esfuerzos sobrehumanos por no golpear a su hijo.
—Lucharé por el clan, lo protegeré de todo —dice Yunho con firmeza—. Pero sobre mis sentimientos, nadie decide.
El líder camina de un lado a otro. Apenas oye a Yunho. Sus pensamientos van más lejos: si sus sospechas son ciertas, la estupidez de su hijo podría beneficiarlos. Pero Soo no aceptará una ruptura tan fácilmente. Entonces propone un trato.
—Está bien. Quédate con ese mestizo… hazlo tu mascota. Pero el matrimonio seguirá en pie.
—¿No has entendido nada? —espeta Yunho.
—¡Eres tú quien no entiende! —grita su padre.
—Amo a Jaejoong.
El líder respira hondo. En otro tiempo le habría dado una bofetada que lo volteara.
—Soo quiere apoderarse del clan y de todas las manadas. Es sanguinario. ¿Quieres ver a tus camaradas sufrir? ¿A hombres, mujeres y niños castigados sin piedad? La unión de clanes asegura la paz. Y expulsaremos a los humanos de nuestros dominios. Para eso necesitamos lobos de sangre pura.
—Si Soo es tan peligroso, sería mejor vencerlo —responde Yunho, firme—. No viviré bajo amenazas. Seré un líder respetado por mi valentía. Y quiero que mi compañero esté a mi lado.
—Qué bonito. Tan romántico —se burla su padre.
Hace una pausa.
—¿Recuerdas al traidor Jeong? No lo has olvidado, ¿verdad?
Yunho frunce el ceño.
—¿Qué tiene que ver ese sujeto? Lo desterraste hace años. Yo era solo un niño.
El líder Jung respira hondo.
—Cada vez que mires a Jaejoong, verás la mirada del asesino de tu madre.
Oh por todos los cielos, estaba suspirando cuando me dejás al borde del abismo con este final. Qué buena trama!!! Espero que la tía Hana encuentre primero a JJ y se den cuenta quién es en verdad. Genial, gracias!!! Un gran abrazo!!!
ResponderEliminarMuchas gracias por seguir leyendo y comentando.
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