miércoles, 29 de junio de 2022

PLENILUNIO 8

(Pacto de Lobos)


Yunho está consternado, las palabras de su padre se repiten en su mente una y otra vez. Se ha quedado sin palabras, derrumbado, vagando entre sus sentimientos y la lealtad. 

El líder Jung, aprovecha esa debilidad.

—Unirse a Jaejoong sería considerada una traición. —dijo.

Yunho alzó la mirada.

—¿Dónde crees que ha estado estos últimos cinco años? Puedes adivinarlo. Piensas que soy un despiadado, pero cuando se fue de este territorio, lo envié a seguir... estaba preocupado por su seguridad. De todos modos era hijo de una de los nuestros. Finalmente, se unió al clan de Jeong, su tío. ¿No te parece, por decir, extraño que justo ahora se aparezca? Seguro, ese traidor de Jeong, está planeando algo.

Yunho niega con la cabeza.

—Jaejoong no es como su tío.

—Lleva la misma herencia traicionera. Si te unes a él, ¿podrás mirarlo cada día, y cada noche sin negar que su sangre está manchada?.

—¡Qué hago con esto que siento! —gritó apretando los puños, dejándose caer al suelo.

—El apasionamiento se apaga con otro fuego —contestó el líder Jung.  


Comenzaba a amanecer cuando subió a la camioneta y condujo hasta el sitio de la cita. Faltaban aún algunas horas, pero no pudo esperar sin hacer nada.

Mientras...

Jaejoong tampoco puede dormir... revisó su guardarropa. Quiere dejar impresionado a Yunho cuando se encuentren.

—Cuanta coquetería, dijo Yoochun bostezando.

—Lo siento, ¿Te desperté?

—Tampoco puedo dormir, ¿Ansioso?

—¿Tanto se nota?, contestó sonriendo.

Yoochun se quedó en silencio por un momento, luego respiró profundamente.

—Sabes que tienes mi apoyo, en todo. Pero también debes saber que las novelas son solo eso, la realidad suele ser más cruda. ¿Bastará el amor?

Jaejoong respiró profundamente.

—Si él me ama como yo a él, juntos podremos. Es el destino.

—Como sea, joven enamorado, tienes mi apoyo y si alguna vez ese tal cachorro te lastima, me encargaré de hacérselo pagar, dijo Yoochun bostezando.

Jaejoong sonríe, está seguro que el amor es suficiente para librar toda prueba, que seguro tendrán que enfrentar.

Y esa mañana, Jaejoong condujo hasta el bosque mientras tararea una canción. Su corazón latió más rápido cuando vio la camioneta de Yunho estacionada a una orilla. Caminó adentrándose en el bosque. Lo vio sentado en un tronco, trituraba una rama y mantenía el ceño fruncido.

Inmediatamente, Jaejoong supo que algo no estaba bien.

Cuando quiso acercarse...

Yunho lo detuvo...

—No des un paso más.

—¿Tan grave es?, puedo darme cuenta de que algo te sucede.

Yunho tiró la rama al suelo. Aprieta los puños.

—Ya no te veré. —dijo en voz baja.

Jaejoong respiró profundamente...no era lo que esperaba escuchar.

—Repite lo que acabas de decir, mirándome a los ojos.

—No puedo —contestó Yunho.

—¿Por qué?, insistió...

—Tú y yo no podemos estar juntos.

—¿Es tu decisión? —preguntó, Jaejoong.

Yunho hizo una mueca y resopló.

—Son las circunstancias.

—Voy entendiendo...

—No lo creo.

—Entonces que esperas para decirlo. Esto nos involucra a los dos.

—No me hagas decirlo.

—Estás terminando, necesito una buena razón. Y no es que te quiera retener, solo quiero comprender tu fácil manera de cambiar de opinión.

Yunho se puso de pie, respiró profundamente... el aroma de Jaejoong es tan excitante. Pero se contuvo.

—¿Qué sabes de Jeong?

Jaejoong alzó una ceja, le pareció una pregunta extraña, en medio de una relación que recién empezaba y que ahora estaba terminando, de todos modos, respondió.

 —Yo era muy pequeño cuando él se fue del campamento. No tengo mayores recuerdos, hasta que mi madre me habló de un tío, hermano de mi padre que vive en la ciudad. De Jeong casi no hablaba.

 —¿Lo fuiste a buscar?

—Mi madre quiso que buscara al familiar de mi padre, lo encontré, pero me dio con la puerta en las narices. Fue cuando Jeong se cruzó en mi camino.

Yunho alza una ceja, su mirada es fría.

Jaejoong continuó...

—Él me apoyó en el momento en que todos me dieron la espalda. Tuve mucha suerte al encontrarlo.

Yunho frunce el ceño...

Jaejoong sigue sin comprender.

 —Pero que tiene que ver, ahora, mi tío con nosotros. No me digas que se enteró y te está amenazando.

Yunho ríe...

—Amenazarme a mí, ¿ese cobarde? 

Jaejoong se acercó demasiado, tanto que Yunho perdió el control y para no agarrarlo y tumbarlo en el suelo y hacer lo que estaba deseando. Lo empujó con brusquedad alejándolo.

Jaejoong se molestó...

—¡Qué te pasa idiota! ¿Crees que me detendré? Si quieres que me aleje dame una maldita razón. Que tiene que ver mi tío en tu absurda búsqueda de una razón.

Yunho dio una zancada y lo agarró de los brazos, lo olfateó... cerró los ojos y respiró profundamente, pero nuevamente lo alejó.

Jaejoong respiró hondo... Trató de comprender.

—Qué te pasa, cachorro, puedo sentir tu angustia... estás luchando contra tus sentimientos. Podemos superar cualquier cosa estando juntos. No permitamos que por tradiciones antiguas y tontas nos separen...

Yunho lo miró molesto.

—Las tradiciones no son tontas, deberías mostrar más respeto, pero supongo que la convivencia con Jeong te ha enseñado erróneamente el significado de dignidad y honor—dijo Yunho frunciendo el ceño.

Jaejoong alza las cejas.

—Entonces es por mi sangre, según tu padre, impura. Tan digno el señor Jung (cierto tono irónico)

—¡No quiero estar contigo! —gritó Yunho. —Llevas la sangre ¡del asesino de mi madre!. 

Jaejoong se quedó tan sorprendido que no pudo decir nada.

Yunho lo amenazó...

—Te advierto, no se atrevan a volver a estas tierras...de lo contrario haré pagar al maldito Jeong. Y si te interpones, olvidaré que compartimos una noche.

—Me amenazas y luego me denigras ¿Compartimos una noche? Se supone que somos pareja, compañeros destinados. —corrigió Jaejoong.

Yunho respiró profundamente, para luego esbozar una sonrisa.

—Muéstrame la marca, no recuerdo haberte reclamado. Deja de fantasear. 

Después retrocedió y se marchó sin mirar hacia atrás.

En ese momento, Yunho decidió darle la espalda a su compañero, pero su lucha interna no será nada fácil., pero no imposible; Jaejoong no lleva su marca.

Más tarde

Jeong estaba en el despacho, con un invitado, había ordenado no ser molestados.

Jaejoong caminó directamente hacia la escalera, Yoochun lo vio y se dio cuenta inmediatamente que la tal cita no salió como lo había esperado.

—Qué sucedió —preguntó tomándolo del brazo, Jaejoong, estaba visiblemente alterado.

—Necesito hablar con Jeong.

—No creo que sea prudente hablar ahora, primero cálmate. —recomendó Yoochun.

Jaejoong sin mirarlo, se suelta de su agarre.—No intervengas.

Dos hombres estaban resguardando la puerta, Yoochun les hizo una seña para que lo dejaran pasar.

—Despide a tu visita, dijo Jaejoong, tenemos que hablar.

Jeong hizo una mueca.

—Esos son los modales que...

—No me hables de modales... precisamente tú.

El hombre que estaba sentado de espalda, se pone de pie y voltea...

Jaejoong rueda los ojos, era el cazador, el hombre, al cual Yunho le dio una paliza. Al parecer no lo reconoció.

El hombre se despide de Jeong, diciendo que volverá para terminar de hablar sobre "Aquel asunto" Mira de reojo a Jaejoong.

Luego

—¡Me has avergonzado!, recrimina Jeong.

Jaejoong se mofa...

—Tu amigo está lejos de ser un caballero. Pero no vine a hablar de ese sujeto.

—Espero que sea importante, no dejaré pasar esta falta... Yo...

Jaejoong lo interrumpe.

—¿Fuiste tú?

Jeong alza una ceja.

—No tengo tiempo para adivinanzas.

—Tuviste algo que ver... ¿¡Con la muerte de la esposa del líder Jung!?

Jeong se quedó sin brillos en los ojos por algunos segundos, su expresión cambió radicalmente.

Jaejoong insiste...

—¡Responde!, ¿tú la asesinaste!?

Jeong respiró profundamente... apretó sus puños

—Yo la amaba.

Jaejoong se sorprendió.

Jeong siguió hablando —Éramos muy jóvenes, fuimos novios antes que conociera a Jung... 

—¿Hablas en serio? Si la amabas ¿Por qué la lastimaste? Adivino que fue por celos. —dijo Jaejoong.

—Él me la arrebató, aprovechó mi ausencia. Cuando volví ya se habían comprometido... Estaba loco de celos, es cierto, pero yo no tengo nada que ver. Seré un desgraciado en muchos aspectos, pero a ella jamás la lastimé, la amaba demasiado.—contestó Jeong.

Jaejoong tratando de creerle —Entonces por qué el líder Jung dice lo contrario.

Jeong resopla. —Ese imbécil siempre puso su propio beneficio antes que todo. Incluso a su esposa.

Jaejoong no comprende.

—Soo...  Es el único culpable y Jung lo sabe.

Jaejoong subió a su habitación, se sentó al borde de la cama y no tuvo que pensarlo mucho... con una mochila al hombro salió de la propiedad.

Yoochun trató de evitar que se fuera.

—Todos son despreciables. —dijo.

—Eso lo sabemos, pero que harás —preguntó Yoochun —vamos a hablar y tal vez...

Jaejoong negó con la cabeza. No hay nada de que hablar.

—¿Regresarás al clan Jung?

Jaejoong ríe ante esa pregunta, luego respira profundamente.

—No, no volveré... Tampoco regresaré aquí.

—Todo esto tiene que ver con tu cita, ¿verdad?, algo sucedió.

—La vida no es como las novelas, esbozó una sonrisa. Ni él ni yo somos el uno para el otro. Supongo que mi cariño de la niñez la confundí con algo que no fue más que una ilusión, Yunho me hizo volver a la realidad.

—Qué harás entonces., no puedo permitir que andes por ahí errante., dijo con preocupación Yoochun.

Jaejoong lo abraza.

—Gracias por ser mi amigo, pero esto es algo que debo hacer solo.

—Qué harás.

—Buscaré mi propia identidad. Sé que algo me espera.

Yoochun respira profundamente, le devuelve el abrazo.

—Sabes donde encontrarme.

Yoochun le pasó las llaves de su camioneta y no aceptó una negativa.

Jaejoong condujo toda la noche hasta la ciudad. Y aunque la desilusión es profunda... siente que algo importante cambiará su vida.


...

miércoles, 1 de junio de 2022

PLENILUNIO 7

En una cabaña, cerca del bar

Yunho observa a Jaejoong mientras duerme. Aún no termina de asimilar todo lo sucedido, pero no se arrepiente. ¿Cómo podría? Es la primera vez que se siente verdaderamente satisfecho. Sonríe: su lobo querrá más y más de la dulce rudeza de su compañero.

—¿Me vas a mirar hasta el amanecer sin hacer nada? —pregunta Jaejoong, sonriendo con picardía.

Yunho le responde con otra sonrisa y se inclina, dispuesto a darle placer. Pero Jaejoong salta de pronto de la cama.

—¡Rayos! Me olvidé completamente de Yoochun —dice, levantándose de golpe.

Yunho lo empuja de nuevo contra el colchón, sujetándole los brazos con fuerza. Frunce el ceño.

—¿Quién es ese tal Yoochun? —espeta—. ¿Por qué te preocupa tanto? ¿Es tu amante?

Jaejoong rueda los ojos. Aunque la situación lo excita —porque sabe que enfurecer a Yunho asegura sexo duro— respira hondo y contesta.

—Es mi amigo. ¿Has visto mi celular?

—¡Quieres salirte de la cama para correr a su lado! —gruñe Yunho, casi transformado por los celos.

—Tú eres mi compañero —responde Jaejoong, implacable—. Mi amante. ¿Por qué dudas?

Yunho camina por la habitación, inquieto, intentando no dejarse arrastrar por su propia fiereza. La atracción que siente se desborda por cada poro de su piel. Pensar en la mínima posibilidad de que Jaejoong tenga otro lo consume de celos. Golpea la pared.

—¿Cuántos? —espeta de pronto—. ¡¿Cuántos?!

Jaejoong arquea una ceja, divertido.

—Cachorro… acabamos de reencontrarnos y ya te crees mi dueño.

Yunho resopla, furioso.

—Soy tu compañero.

—Y me encanta que sea así —sonríe Jaejoong, provocador—. Pero no soy tu esclavo.

Los ojos de Yunho se tornan amarillos. La transformación es instantánea. Salta por la ventana sin mirar atrás.

—¡Regresa, tenemos que hablar! —grita Jaejoong. Quiso seguirlo, pero sabe que nunca podría darle alcance. Suspira, sonríe—. Cachorro tonto…

Encuentra su celular, comprado con su primera paga. Llama a Yoochun.

—Me quedaré unas horas más. No te preocupes por mí.

—No estoy preocupado —responde Yoochun, enredado entre sábanas ajenas.

Jaejoong ríe.


Después de caminar un buen rato, Jaejoong se detiene. El bosque no es tan extenso, pero Yunho aún no regresa.

—Cachorro tonto —murmura de nuevo.

Entonces escucha ramas quebrándose. Sonríe… pero su expresión se congela al percibir un olor desagradable. Se da vuelta.

—Salí a cazar y mira lo que el bosque me tiene preparado —dice un cazador. Lleva dos conejos colgando del cinto, una escopeta al hombro y una botella en la mano.

Jaejoong retrocede, tenso.

—No temas, bonito. Podemos pasarla bien juntos…

—Te advierto: aléjate ahora —le gruñe Jaejoong.

—¿Ah, sí? —se burla el cazador, dando un paso adelante mientras se desabrocha el cinturón—. ¿Vas a rasguñarme con esas uñas tan lindas?

Cuando se lanza para golpearlo, Jaejoong se dispone a darle un rodillazo entre las piernas… pero Yunho aparece de la nada. Lo toma del cuello y lo estrella contra un árbol. Luego lo azota contra el suelo. Las hojas saltan con el golpe.

—No eres más que un humano insignificante —escupe Yunho. Lo levanta de nuevo y lo estrella otra vez contra el tronco.

Jaejoong interviene antes de que lo mate.

—Ya, déjalo ir. Mira, el idiota ya se hizo en los pantalones —dice, tomando la mano de Yunho y llevándola a su boca, lamiéndole los dedos—. Gasta esa energía en algo más… placentero para los dos.

Yunho lo atrapa y lo besa con tal pasión que olvida al cazador, que se arrastra hasta la carretera.


Mientras tanto

En la mansión Jung, el líder camina de un lado a otro del despacho, mirando un informe sobre la mesa.

—¿Están seguros de que esta información es confiable?

—Se lo aseguramos, señor. Cada palabra es cierta. El príncipe Han tuvo un hijo con una mujer lobo de este clan.

—¿Quién es ella?

—No lo sabemos aún, señor.

—¡Entonces salgan y encuentren un nombre! Y cuando lo tengan… —sonríe con frialdad— encontraremos al hijo.

—Sí, señor.

—Y traigan una fotografía del príncipe.

Los hombres se miran entre sí. Saben que Han evitó siempre ser retratado. Son pocas las fotos existentes, y solía usar nombres falsos y disfraces.

El líder Jung respira hondo. Si descubre quién es el hijo del príncipe Han, todo podría cambiar. No debería importarle… pero siendo hijo de una loba de su clan, nada es igual. Un lobo con sangre real corriendo por sus venas podría convertirse en un rival. Resopla. Si fuese mujer, pensó con amargura, seguro caería rendida ante Yunho. Maldición. Golpea el escritorio. Nadie más que Yunho debe liderar todos los clanes.

Entonces una idea descabellada cruza su mente.

—¡Imposible! —exclama.

Soo entra sin anunciarse y alza una ceja al ver al líder ocultando la carpeta.


Mientras

Un carruaje se interna en callejones miserables, habitados por delincuentes y policías renegados. Una ironía: ambos lados de la ley conviviendo en la misma podredumbre.

El cochero frena frente a un edificio.

—¿Está segura, lady Hana, de querer hablar con ese sujeto?

Ella baja del carruaje.

—No te preocupes. No tardaré.

Camina por un pasillo mugroso, revisa el número escrito en un papel y da tres golpes suaves. La puerta se abre. Un hombre la observa de arriba abajo, sonríe con descaro.

—Una dama tan delicada en mi cuarto… tentador.

Ella respira hondo, aparentando seguridad.

—Señor, me dijeron que es el mejor rastreador de la ciudad.

—Le dijeron bien —dice, echándose un trago de una botella—. Aunque olvidaron decirle que soy un peligro para la sociedad.

—Necesito al mejor hombre.

El rastreador sonríe de medio lado.

—Diga y hago lo que quiera… o puede hacer conmigo lo que desee —se burla, riendo.

—Necesito que encuentre a alguien por mí.

—Por usted, bella dama, soy capaz de sacar al diablo del infierno.

—Quiero encontrar a mi sobrino.

—¿Un mocoso rebelde que huyó de su rica familia?

—No, señor… ni siquiera lo conozco. Es hijo de mi hermano.

El hombre alza una ceja y ríe.

—Así que el testarudo de Han tuvo un hijo.

—Sé que usted y Han fueron amigos.

—Los mejores.

—¿Me ayudará?

—¿Qué gano yo encontrando al pequeño príncipe?

—De hecho, ya debe tener veinte años.

El hombre resopla.

—Dejó pasar mucho tiempo para buscarlo.

—Me enteré hace pocos años. Desde entonces no he parado, pero… he sido cobarde.

—No tiene nada de cobarde, lady Hana. Vino hasta aquí… eso es valor.

—No necesito halagos. Mi sobrino nació en territorio Jung. Seguro ha oído hablar de ellos.

El rastreador se queda mudo. Bebe otro trago.

—¿Quiere beber? No tengo copas de cristal —se burla.

Ella niega con la cabeza.

—Pida lo que quiera.

—¿No hay un detective noble para este trabajo?

—Necesito confiar. Los nobles están aliados a mi hermano Neul. Él se niega a buscarlo.

—¿Y su esposo? No quiero problemas con el afamado capitán.

Ella hace una mueca amarga.

—Supongo que mi esposo está ocupado divirtiéndose en algún puerto.


Mientras en el bosque

—¿Por qué saliste de la cabaña? —gruñe Yunho.

—Si no hubieras saltado por la ventana como un cachorro amurrado, no habría tenido que salir a buscarte —responde Jaejoong.

Yunho suspira y guarda silencio.

Jaejoong lo observa de reojo, travieso.

—Cuando agarraste al cazador del cuello… fue lo más sexy que he visto. Pensé en lo que se sentiría ser azotado por ti.

Yunho no puede evitar sonreír. En un parpadeo tiene a Jaejoong atrapado entre el tronco de un árbol y su cuerpo.

—Este tronco es muy duro —se queja Jaejoong, con una sonrisita libidinosa.

A Jaejoong le encanta sentir la fiereza de Yunho. Yunho lame, muerde, reclama. Quiere dejar claro quién manda.

—Tienes el control —jadea Jaejoong—. Por ahora…

—Te castigaré. Deliciosamente —ronronea Yunho, apretando su erección.

Jaejoong gime.

—Si tus castigos serán así, soy culpable.

Yunho sonríe. A pesar del caos en su mente, Jaejoong lo hace sentir algo que jamás había sentido: cada roce, cada beso, cada gemido lo vuelve adicto.

Verlo arrodillarse, sonreír como un niño travieso. Sentir su boca húmeda y caliente envolviendo su miembro… Yunho muerde sus propios labios para no gritar su nombre. La visión de Jaejoong con restos de su esencia lo hace rugir de placer.

Jaejoong suspira. Tal vez ha llegado el momento de ser reclamado… lo cree al sentir el aliento de Yunho en su cuello. Pero cuando están cerca del clímax, Yunho lo empuja, liberando su placer con violencia, sin marcarlo.

Yunho se recuesta a su lado, en silencio.

—¿Estás bien? —pregunta Jaejoong, decepcionado.

Yunho resopla y se sienta, perturbado. Piensa en su padre, en el futuro del clan, en la decepción que sería para él estar con quien considera inferior.

—¿Me reclamarás? —pregunta Jaejoong.

Yunho se pone nervioso, carraspea y se sube el pantalón.

—Necesito… beber algo.

—Pues yo ya estoy satisfecho —replica Jaejoong, cruzando los brazos.

Yunho respira hondo. Necesita irse o volverá a lanzarse sobre él.


Cuando llegan al bar, Yunho se detiene al ver a hombres del clan.

Jaejoong sonríe, dolido.

—Cuando pongas en orden tu mente, sentimientos y prioridades… me buscas. Cuando dejes de avergonzarte de estar con un mestizo.

—¿De qué hablas?

—Ni siquiera me has preguntado dónde vivo, qué hice en estos cinco años… no me has pedido volver a verme. No me reclamaste. Dices que soy tu compañero… y, sin embargo, ahora soy yo el confundido —dice Jaejoong, subiendo a la camioneta de Yoochun.

Jaejoong lo observa por el retrovisor mientras se alejan. Yunho queda parado en medio del camino, viéndolo irse.

—Tal vez sea por mi mitad humana que su lobo no quiere reclamarme —dice Jaejoong, mirando la carretera—. Suma mi sangre impura y que su padre me odia…

Yoochun hace una mueca.

—No te culpes, ni a tu perezoso lobo —sonríe—. Eres tanto o más lobo que cualquiera de nosotros.

Jaejoong resopla.

—Un medio lobo… sangre impura… que tal vez nunca se transforme. Gracias por animarme —dice con sarcasmo.

Yoochun lo mira de reojo y sonríe.

—Cuando hace falta, soy sincero.

Jaejoong lo observa, intrigado.

—¿Acaso sabes algo que yo no?

Yoochun suelta una carcajada.

—Ya sé lo que estás pensando.

—¿Ah, sí? —dice Jaejoong, arqueando una ceja.

—Por supuesto. Mente sucia.

Ambos ríen. De pronto, una camioneta los sobrepasa y se cruza en su camino. Yoochun resopla.

—¿Y ahora qué?

Yunho se baja. Jaejoong también. No hay palabras. Yunho lo atrae hacia sí, lo abraza.

—Tengamos una cita.

Jaejoong lo mira, dudando.

—¿Estás seguro de eso?

—Mi mente es un caos —admite Yunho, sonriendo—. Pero estoy seguro de algo: quiero estar contigo. Solo dame tiempo para hablar con mi padre.

Acordaron encontrarse en el bosque, en la próxima luna llena.


Días después

Jaejoong sonríe sin motivo cada vez que piensa en Yunho. Un día más y volverán a verse.

Mientras tanto, en la mansión Jung, se escuchan los gritos del líder, que hace esfuerzos sobrehumanos por no golpear a su hijo.

—Lucharé por el clan, lo protegeré de todo —dice Yunho con firmeza—. Pero sobre mis sentimientos, nadie decide.

El líder camina de un lado a otro. Apenas oye a Yunho. Sus pensamientos van más lejos: si sus sospechas son ciertas, la estupidez de su hijo podría beneficiarlos. Pero Soo no aceptará una ruptura tan fácilmente. Entonces propone un trato.

—Está bien. Quédate con ese mestizo… hazlo tu mascota. Pero el matrimonio seguirá en pie.

—¿No has entendido nada? —espeta Yunho.

—¡Eres tú quien no entiende! —grita su padre.

—Amo a Jaejoong.

El líder respira hondo. En otro tiempo le habría dado una bofetada que lo volteara.

—Soo quiere apoderarse del clan y de todas las manadas. Es sanguinario. ¿Quieres ver a tus camaradas sufrir? ¿A hombres, mujeres y niños castigados sin piedad? La unión de clanes asegura la paz. Y expulsaremos a los humanos de nuestros dominios. Para eso necesitamos lobos de sangre pura.

—Si Soo es tan peligroso, sería mejor vencerlo —responde Yunho, firme—. No viviré bajo amenazas. Seré un líder respetado por mi valentía. Y quiero que mi compañero esté a mi lado.

—Qué bonito. Tan romántico —se burla su padre.

Hace una pausa.

—¿Recuerdas al traidor Jeong? No lo has olvidado, ¿verdad?

Yunho frunce el ceño.

—¿Qué tiene que ver ese sujeto? Lo desterraste hace años. Yo era solo un niño.

El líder Jung respira hondo.

—Cada vez que mires a Jaejoong, verás la mirada del asesino de tu madre.

PLENILUNIO 15

 Pronto serán los juegos anuales de destreza, y esta vez será especial. Cada cinco años todos los clanes, sin distinción, tiene el derecho d...